Cultura

El mundo sin poesía impresa

Alojada en lo más recóndito del espíritu del ser humano, la poesía —que entra por la escucha— abre el corazón de quien la dice. Los contornos de la misma fluctúan entre la nada del hombre, donde emerge para llegar al surgimiento del ser. Li Bâi, quien tenía sosegado su corazón, sabía muy bien de esto. Decía vivir en otro reino más allá del mundo de los hombres. Es decir, tenía una visión precisa para trascender.

Octavio Paz afirmaba que “nuestra condición exige ser trascendida y sólo vivimos trascendiéndonos” ya que “la poesía nos abre una posibilidad, que no es la vida eterna de las religiones ni la muerte eterna de las filosofías, sino un vivir que implica y contiene al morir, un ser esto que es ser también un ser aquello. La antinomia poética, la imagen, no nos encubre nuestra condición: la descubre y nos invita a realizarla plenamente. La posibilidad de ser se da a todos los hombres”. (“Revelación poética” en El arco y la lira).

Así que “la poesía no nos da la vida eterna, sino que nos hace vislumbrar aquello que llamaba Nietzsche «la vivacidad incomparable de la vida». La experiencia poética es un abrir las fuentes del ser”. Sólo así el poeta podrá decir entonces que la creación es nuestra ley pues para poder llegar al Todo tendrá que ser voluntarioso para saber apuntar las palabras que den sentido a su obra—por aquello de que no son los poetas quienes dicen cosas tan maravillosas, sino que son los órganos de la divinidad que nos habla por su boca (Sócrates dixit)—.

A continuación, vendrá el desprendimiento de lo escrito de manera abstracta, y con ello la cesión de aquel vaciamiento del ser para que un lector lo haga suyo si le conviene porque ha descubierto a un artista. Entonces podemos decir con Saint-Beuve que hay momentos en que todos los ciudadanos de un pueblo debieran leer, noche a noche, una página… Se necesita por supuesto serenidad junto con la paciencia suficiente para tolerar a los políticos que son, según Alfonso Reyes, hombres necios y literatos fracasados pues apelarán a su sapiencia del común de los mortales para denostar a quien poetiza.

La maledicencia poética se asoma por doquier ya que los no lectores —políticos culiatornillados a su silla—reclaman no la pluralidad y el diálogo sino el monólogo inconsistente para celebrar a quien sabe qué hombre de letras que les enseñó, no a poetizar sino a propagar su desdén por la continua creación. Lo mismo hacen los usuarios de redes y plataformas digitales quienes inventan alguna personalidad literaria desde donde preparan, como Arquíloco, un tema poético sin ser y tiempo. Y sobreviene la incertidumbre del mundo sin poesía impresa. 

* Poeta leonés. Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).

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Juan Carlos Porras
  • Juan Carlos Porras
  • Editor fundador de Grupo Ochocientos y actual director del Centro de Investigación y Estudios Literarios de León (CIEL-LEÓN).
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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