La codicia inmobiliaria es un problema estrechamente asociado con la corrupción. No solo en Ciudad de México, en el país entero. El mes pasado se derrumbó una parte de una construcción de gran lujo ubicada al sur de CdMx: Artz Pedregal. Ese colapso desenmascara la negligencia de las autoridades de esta ciudad capital, empezando por el ex jefe de Gobierno y el jefe de la delegación Álvaro Obregón. Los habitantes de la zona se inconformaron múltiples veces contra ese proyecto, por incumplir la ley, y lo único que ganaron fue ser ignorados. Ahora el reclamo cobra validez, después del incidente.
Se obsequiaron toda clase de permisos para construir en 50 mil metros cuadrados de terreno las tiendas más afamadas, las torres de oficinas más “sofisticadas”, cines, restaurantes, etcétera. Se taló una gran cantidad de áreas verdes y el proyecto contribuyó para saturar más una parte de la ciudad que ya se halla congestionada. Los edificadores, un despacho prestigiado de arquitectos, vieron caer su reputación con el derrumbe mencionado. “Un error de cálculo estructural” fue la causa del siniestro, de acuerdo con los peritajes realizados. Aquellos que invirtieron su patrimonio, en un instante, presenciaron su desaparición. Los vecinos de la obra, además, sufren el deterioro de su bienestar al implantarse una edificación de esa magnitud. Sin duda una investigación acuciosa se impone.
Otro caso de esa codicia inmobiliaria capitalina se encuentra en la delegación Benito Juárez. El proyecto implica la desaparición de Xoco, un pueblo prehispánico ubicado también por el sur de la capital. Los vecinos se han inconformado también, exigiéndole a las autoridades acatar la ley. Ésta se ve violada por la magnitud del complejo urbano, que rebasa las normas establecidas: sirva de ejemplo la construcción de una torre, bautizada como Mitikah, de 60 pisos y 270 metros de altura que la convertirían en el edificio más alto de la capital. En el complejo de la Torre Mitikah, de la inmobiliaria Urban Park, se ofertarán 3 mil viviendas y tiene una disponibilidad de
15 mil cajones de estacionamiento subterráneos. Además de esa torre hay otras dispuestas para oficinas y tiendas. La construcción ha sido suspendida, pero ello no importa: los trabajos siguen sin parar: el menosprecio de la ley.
Un último ejemplo (hay tantos) se encuentra en el Estado de México, en el municipio de Naucalpan. Ahí se edifica otro proyecto enorme, llamado Portal Norte. La edificación supone la construcción de ocho pisos de estacionamiento subterráneo, tres de área comercial y dos torres de 14 pisos cada una. Los vecinos, como es la pauta, se han inconformado ante el gobierno del estado y la presidencia municipal de Naucalpan. La respuesta es la misma: no hay información alguna al respecto. La colusión entre autoridades y empresas constructoras es un gran negocio. Sin duda es necesaria la construcción de viviendas y oficinas. Pero también es necesario el cumplimiento de las normas que la autoridad no aplica. Es imperativo que la ganancia fácil auspiciada por la negligencia de las autoridades llegue a un alto. Se está construyendo la inviabilidad de la ciudad.
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