Diana Karina Barreras, diputada del PT, publicó un video donde se asume dispuesta al cadalso en las redes sociales, a las descalificaciones derivadas de su obstinada defensa de las mujeres. Su denuncia contra Karla Estrella Murrieta, quien cometió el pecado de cuestionarla (y de paso a su marido, un encantador y modesto morenista) en su cuenta de X, fue resuelta a su favor por el Tribunal Electoral, obligando a la acusada a ofrecerle un rosario de treinta disculpas, aunque sin mencionar su nombre. Esto ha provocado una ola de burlas y críticas contra la legisladora sonorense, a quienes “muchos” le sugirieron retirarse de las redes sociales, pero ella dice: “¿Por qué deberíamos de escondernos las mujeres? Minimizar o invisibilizar los logros de las mujeres es violencia política y está prohibida por la ley, una ley aprobada por unanimidad en 2020. Qué ironía. Hoy, cuando se ejerce para proteger, atacan a la violentada, revictimizándome en redes sociales”. Y va más allá, con el aplomo de una Gertrudis Bocanegra, aunque con fuero, acepta la inmolación: “Si eso amerita linchamiento, estoy lista. Resistiré cualquier intento de silenciarme. Por el futuro de todas seguiré luchando”.
¿Entre esas “todas” está Laisha Wilkins? ¿O la gobernadora de Guanajuato, Libia Dennise García, a quien Ernesto Prieto, diputado de Morena, llamó cínica y desvergonzada? ¿O Nidia Fabiola, quien acusó a su medio hermano Cuauhtémoc Blanco de intento de violación, al cual ella y su marido escudaron para evitarle la pena del desafuero?
Al referirse al caso de Diana Karina Barreras y al castigo impuesto por la inquisición del TEPJF (Mónica Soto y Felipe Fuentes) a su dizque violentadora, Claudia Sheinbaum lo consideró un exceso: “El poder es humildad, no es soberbia. Entonces, no está bien esta exigencia…”, comentó en Palacio Nacional.
En otro momento, dijo también: “la crítica es constructiva, en general”. Ojalá la escuchen en Tamaulipas, en Campeche, en Puebla y en tantos lugares donde la presunta izquierda enseña el cobre de la estupidez y la intolerancia y ejerce la censura sin siquiera despeinarse.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.