Con el arresto de Andrei Chikatilo, el 20 de noviembre de 1990, la burocracia judicial de la Unión Soviética se vio obligada a aceptar que los asesinos seriales no solo eran producto de la corrupción, en todos los órdenes, de los países capitalistas, especialmente de Estados Unidos: también estaban presentes en el bloque socialista.
La Bestia de Rostov admitió haber acabado con la vida de 52 personas, todas ellas mujeres y niños. Al ser arrestado por la KGB, el hombre, que caminaba con paso lento y exageraba su postura senil, dijo: “¿Cómo pueden hacerle esto a una persona de mi edad?” Chikatilo no era un viejo, resultó ser el asesino serial más prolífico detrás de la Cortina de Hierro.
Una vez que se aceptó la presencia del homicidio serial, primero en la Unión Soviética y después en Rusia, ese tipo de criminal cada año reclama una cuota de asesinatos que ha ido en aumento.
La efectividad en la nueva Rusia de Putin, sin embargo, ha demostrado que tiene la capacidad de convertir la carne de presidio en carne de cañón, como es el caso de Nikolai Ogolobyak, quien fue parte de una secta que secuestró, mató, desmembró y devoró a cuatro adolescentes en un intento por “alcanzar poderes satánicos”.
Ogolobyak recibió una sentencia de 20 años de prisión, de los cuales solo purgó 13, antes de ser reclutado para combatir en Ucrania.
La guerra contra este país se ha convertido en la vía de escape para muchos asesinos rusos.
De acuerdo con declaraciones realizadas en 2023 por el secretario de prensa del Kremlin, Dmitri Peskov, los homicidas “expían con sangre los crímenes cometidos en el campo de batalla, en las brigadas de asalto, bajo las balas, bajo los proyectiles”.
Agentstvo, un sitio de investigación ruso creado en 2021, reporta que al menos 17 personas que cometieron asesinatos de alto perfil recibieron el indulto gubernamental tras luchar en Ucrania en 2022 y 2023.
Solo que regresar con el indulto ganado en el frente no significa que esos ciudadanos dejarán de delinquir. Hoy, señalan los reportes, las comunidades rusas enfrentan una nueva amenaza tanto por parte de los veteranos que regresan como de los delincuentes que aprovechan la guerra para librarse de la cárcel.