Para Francisco Trueba Urbina -ex contralor del estado- porque a pesar de las diferencias en la opinión política, podemos convivir y dialogar, manifestando con respeto al otro, el punto de vista de cada uno. Ejemplo de tolerancia.
Llega un veinticuatro de diciembre más y con ello el renacer del Dios Sol que el veinticinco del mismo mes volverá a recorrer su ciclo anual –para regocijo de los humanos y la naturaleza completa- como lo ha hecho durante un número seguido de bastantes ceros en las cuentas humanas de los años.
Cada quien con sus cuitas y penas, sus éxitos y triunfos, sus logros y retrocesos. La vida es así y la cuenta de los días sigue mientras tengamos el influjo vital. Hubo retos y se enfrentaron problemas, cada quien sabrá los suyos. Pero haberlos superado, y a veces aplazado, o simplemente darnos por vencidos, nos hace sentirnos de carne y hueso. Y en estos temas la salud también cuenta. Tener salud, conservarla y lograrlo a diario es una meta permanente. Mi deseo de que todos mis lectores tengan salud y larga vida.
A veces las fechas felices deben corresponderse con deseos y suposiciones iguales. Repartir felicitaciones, regalos y abrazos no siempre es igual a la realidad cotidiana que enfrentamos a diario durante todo un año.
El mundo, desde que el ser humano está en él, ha visto como las guerras y las luchas por el poder y las riquezas se han repetido una y otra vez. La naturaleza ha sido testigo callado de la sangre que ha corrido para lograr estos fines, muy humanos y temporales. El paso de los años se ha encargado de borrar imperios, países, monumentos y culturas. Todo cambia. Pero es inmutable el deseo del ser humano (más los hombres que las mujeres) por pelear y enfrentarse a los otros que ve distintos, pretende someter, o apropiarse de su territorio, bienes o patrimonio.
El mundo vive guerras y luchas en distintas partes (“está caliente” dice un amigo), pero el problema es que el género humano nunca ha podido vivir en paz. Esa es nuestra naturaleza (como en el cuento de la rana y el alacrán atravesando el río) y nuestro destino. Hasta que cometamos la imprudencia de usar la energía termonuclear para destruir al oponente, porque ahí nos destruiremos todos. Lamentablemente.
Y en México no somos la excepción. Si bien las causas y el inicio de estas épocas violentas que vivimos están bien documentados; la realidad es que la violencia ha hecho de nuestra patria un campo de guerra, muerte, desapariciones y exterminio. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador nos queda a deber. Y qué decir del gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez, y otras entidades federativas, igualmente. La luz de esperanza de que se resuelva el problema se ha visto menguado año tras año porque la estrategia ha sido fallida, en un estado que casi se le asemeja. Las instituciones de seguridad, procuración e impartición de justicia están rebasadas. La esperanza de una Guardia Nacional dispersa en quinientos cuarteles por el territorio nacional se ha hecho añicos porque el Estado no ha cumplido con su función de brindarnos la mínima seguridad personal y patrimonial a los habitantes de este país.
“Abrazos no balazos” dijo el presidente. Pero las víctimas reciben lo segundo y han carecido de lo primero. Jóvenes vidas (y otras no tanto) son cortadas de tajo por la delincuencia y el crimen organizado y al siguiente día pueden resultar re-victimizados. No merecemos las desapariciones que laceran y marcan de por vida a familias enteras. No merecemos tanta muerte, destrucción, miedo y pánico en las calles y casas de nuestro querido México. Merecemos un gobierno que funcione y haga su trabajo y nos brinde la paz social tan indispensable para el desarrollo económico, social y cultural.
Merecemos, y quiero con ferviente deseo, que la frase “paz en la tierra” sea una realidad y no existan más guerras, injusticias y luchas fratricidas, que tristemente son el sello distintivo en México y el mundo. Construyamos entre todos, y con optimismo, la casa común. Que el crimen y la impunidad sean enfrentados sin descanso, y sin corruptelas. Esperemos que no sea mucho el tiempo para llegar a dicha meta.
¡Felices fiestas a todos ustedes! ¡Saludos!
Nos volveremos a encontrar en este espacio en enero de 2024.