Política

El ocaso del Instituto “18 de Marzo”

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  • El ocaso del Instituto “18 de Marzo”
  • Jorge Torres Castillo

Gregorio Marañón escribió: “Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar es empezar a morir”. 

Con esa certeza, y con la congruencia que la vida demanda, llega el momento de dar por concluida una batalla que se sostuvo durante décadas: la defensa del Instituto “18 de Marzo”. 

No es una derrota, es una lección. Insistir sería arar en el desierto. 

La vida obliga a avanzar, a evolucionar y a siempre estar en movimiento.

El Instituto “18 de Marzo” nació como un legado vivo del general Lázaro Cárdenas, quien en 1940 impulsó su creación como parte de una visión más amplia de justicia social y educativa para la Comarca Lagunera. 

Con el respaldo del decreto presidencial del 23 de junio de ese año, la institución se convirtió en un baluarte del proyecto cardenista: garantizar que la educación media básica, media superior y superior estuviera al alcance de los hijos e hijas del pueblo trabajador. 

Era, en suma, justicia al espíritu de la expropiación petrolera, transformada en oportunidad educativa.

Durante décadas, generaciones enteras encontraron en sus aulas la esperanza de un futuro mejor. 

El Instituto fue más que un edificio o un plan de estudios: fue una herencia viva, la expresión de un ideal que buscaba formar ciudadanos libres y comprometidos con su región. 

Esa herencia quedó recogida años después en el libro Una herencia viva de Lázaro Cárdenas. 

Justicia al Instituto “18 de Marzo”, obra de Raúl Muñoz de León y el autor de estas líneas, prologada por Porfirio Muñoz Ledo, que testimonia la trascendencia de la institución y la necesidad de hacer justicia a su memoria.

Con el paso del tiempo, sin embargo, ese proyecto se fue desdibujando. El 10 de julio de 1997, un decreto redujo su alcance académico y con ello inició la decadencia. 

El 21 de marzo de 2021, un segundo golpe, disfrazado de formalidad legal, terminó por arrancarle las pocas atribuciones que le daban sentido. 

Desde entonces, el Instituto dejó de ser semillero y se transformó en ruina viva.

Hoy no es posible hablar de aquel glorioso Instituto sin aceptar la verdad: el proyecto original fue derrotado por los intereses mezquinos. 

Los ideales que la fundaron y las voces que la defendieron se apagaron con los años. 

Los esfuerzos aislados de estudiantes, académicos y madres y padres de familia — esas tomas, protestas y llamados de atención a la prensa— fueron intentos valientes pero insuficientes. 

Como escribió José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. 

El Instituto 18 de Marzo no supo salvar su circunstancia y, en consecuencia, se perdió a sí mismo.

Es inevitable reflexionar sobre esta herida justo ahora, cuando se anuncia la visita de Cuauhtémoc Cárdenas a la región para recibir un merecido reconocimiento. 

Qué triste comprobar que el ideal de su padre, el general Lázaro Cárdenas, no fue valorado ni resguardado por la comunidad otrora beneficiaria.

La historia del Instituto 18 de Marzo queda, así, como testimonio de lo que pudo ser y no fue. 

Una despedida silenciosa de un sueño colectivo que ya no volverá.

POSDATA

En días recientes, el gobernador de Durango declaró ser claudista tras la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum. 

No está mal decirlo, pero sería mejor demostrarlo con hechos y con resultados.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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