Cultura

Soliloquio soleado

columna de Jorge F. Hernández

Un golpe de calor desató el antojo de inaugurar una libreta para enlistar las instancias de intolerancia que intento sofocar casi todos los días. Reconozco que la nómina ha sido mucho más larga de lo que pensaba al abrir página y que cada uno de los párrafos han sido redactados como resultado del inmenso peso de los rayos del Sol sobre mi cráneo, mas siento que ya era hora de intentar tipificar la sintomatología crítica de mi ya luenga intolerancia a las siguientes incongruencias:

-¿Qué sentido tiene en el cosmos que una persona repita en voz alta la hora que acaba de preguntarle a un prójimo?

-¿Qué necesidad tiene el viandante que se detiene justo a la mitad de una puerta, escalera eléctrica o justo en medio de la acera? ¿Será acaso una escenificación de la máxima “No soy nadie, pero estorbo”?

-Llamar intempestivamente por video de Guasap o Feistaim equivale a abrir la puerta del baño sin previo aviso.

-Inaugurar conversación con el pretexto de una obviedad es sinónimo de debilidad emocional o velada agresión a la inteligencia ajena.

-Elevar el volumen de conversaciones de telefonía móvil en autobuses, metro o sentada al lado de otros en la mesa es no menos que un atentado a la concordia y equivale a invasión territorial (aunque no sea bélica).

-Fingir interés al preguntar cualquier cosa y confirmar lo contrario en cuanto responde el incauto es no más que un insulto abierto y contundente.

-Enviar memes de acentuado contenido sexista, fascista, racista o vegetariano es presuponer que el corresponsal comparte perversiones y demencia con el destinatario original.

-Dar por hecho cosas, dichos, circunstancias u opiniones es un guiño de pereza intelectual y una clara señal de sonambulismo irracional.

-Enlistar todas las páginas de una libreta recién estrenada con todas las instancias que nos intoleran, ofenden y atacan la serenidad es no más que un necio placebo ante la imposibilidad de lidiar con la generalizada estupidez cuyo imperio se multiplica exponencial e irremisiblemente por todo el planeta.

Jorge F. Hernández

Google news logo
Síguenos en
Jorge F. Hernández
  • Jorge F. Hernández
  • Escritor, académico e historiador, ganó el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández por Noche de ronda, y quedó finalista del Premio Alfaguara de Novela con La emperatriz de Lavapiés. Es autor también de Réquiem para un ángel, Un montón de piedras, Un bosque flotante y Cochabamba. Publica los jueves cada 15 días su columna Agua de azar.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.