Fabricio Fuentes fue a Francia, Finlandia y Finisterre fingiendo familiaridad en farmacias y funiculares. Funambulista en fiestas familiares, festivales famosos y ferias, Fabricio fabricó famosas fantasías o fantasmagorías fuera del foro, con fuero fatal: fue fundido por una flema flamígera que facilitó la febrícula, luego fiebre y llegó a flebitis.
Las falanges de Fabricio Fuentes flaquearon y ya flácidas, finos fideos, fallaban y flojeaban; a falta de futbol y fiestas, FF farfullaba fábulas y ficciones como fantoche en la FIL y fueron los fármacos y su faramalla lo que finalmente fermentó la fibrosis. Fue fácil fundirlo en el fondo de su fama de fornicador furtivo y formular un futuro fuera de su formación formal de fumador; fueron familiares y farmacéuticos ufanos quienes se afanaron en facilitarle nuevas funciones en franco fervor de felicidad y fue entonces que Fabricio Fuentes formó filiación con la Federación Felina de Florencia (fundada por Felipe Fabrili en Firenze) y en el frontispicio de la fenestra fijó a fuego su firma. Famosa fe y fortaleza de fornicador furtivo forjaron la filípica de Fabricio Fuentes contra famélicos y farmacodependientes, contra falsos fulanos de la farándula y toda fea felina del fango, fécula sin fibra y frase fementida.
Faltando un filo para fama o felicitación formal en fundaciones, fábricas y fastos, Fabricio Fuentes fue fotografiado por Federico Fumaroli frente a la Fuente Farnesio y en la Fonda Fernandina donde —finalmente, forajido contra filibusteros— Fuentes formuló la famosa frase: “Fuera la fiebre de febrero o forúnculos fuereños, finalicemos formalmente la feroz fandemia del foronavirus con la fascarilla como fachada de faz y fuantes de flástico en fanos fañadas con fel fantifacterial”, formidable fantasía sin felonía del Fabricio furibundo al fondo del Frenopático de Fuenlabrada (filial del Frontón Flamarión de Fuenteovejuna), donde faltan flores, mas florecen fluorescentes los forúnculos de su folía.