Defensores de demencia desatada deberían declinar o desistir del delirio. Debilitados y dubitativos debaten diariamente décimas y diatribas desde desayunos desinformativos, doblegando deberes y domeñando dimes y diretes. Demoníaca delegación determina directrices y dictados, divisiones y decimales, dizque delanteras o dirigibles del Deber.
Dicen, dolidos, definir dentro de decenios la debida demarcación de sus desmanes y defienden decididamente la determinación del Dedo Divino y Déspota. Damas danzantes y derechosos desahuciados deambulan derrotados desde’enantes, doblegados duramente por ditirámbicos decimonónicos. Dolosa derrama de desmadre tras desmadre. (Discute y dibuja con los demás duendes diez decires o declaraciones de este divorcio y deja deberes con Directora o Delegado del Dispensario).

Declama despacito doscientos apodos denigrantes y/o defectos o deformaciones donde demuestres que Dinamarca es Durango o Detroit un DeFe. Delinea delicadamente tu destino descafeinado y desempleado, desamparado y desvestido de dádivas; destaca desabastos determinantes en drogas y detergentes y duplica desasosiego y desazón, desilusión y desventura, despejando por departamento en departamento demás dependientes, declarantes o derechohabientes.
Decibelios determinantes dan debida dimensión del derroche y despilfarro; dólares y doblones donados donativos diseminan desmentidos y derraman disimulado dentífrico… desvelando dentro de diez décadas o días durísimas decantaciones del despropósito, del Distinguido Destripador desnudado y desarmado por decenas decapitadas y docenas descuartizadas. Desfile deambulatorio de decesos y desaparecidos, duplicados por delincuentes desaforados, doncellas de las drogas, damiselas del desdén, diablillos del disgusto y demás dinosaurios del demediado despertar que nos define.