En el corral improvisado dentro de una infinita cueva de cartón se ubica el pesebre donde comen los rumiantes. Inmóviles todas las figuras, a la espera de un milagro en medio de una neblina de vaho y una fecha inexplicable, aunque un sabio señala que se han alineado los planetas para formar el trampantojo de la estrella más luminosa jamás vista. Las abuelas han formado un riachuelo con papel de aluminio y mi tío Pedro hizo girar un molino de viento en espera de su Quijote; Rafael y Paco consiguieron cerros de musgo, Chago, Toño y Miguel se encargaron del heno y Carmen Laura vistió al arcángel que cuelga estratégicamente sobre la entrada del portal.
A lo lejos, todos los niños que son mis muertos cantan posada alternándose el papel vergonzoso de negarle hospedaje a los peregrinos que son mis abuelos niños cargando un nacimiento cansado, mientras todos mis tíos segundos y mi hermano primo Antonio y tantas almas ahora niñas esperan en la fila de la piñata hecha de estrellas, con fruta y colación cargada con una ilusión metáfora de la vacuna y con los ojos vendados alguien rompe el misterio y ha de llover sobre los sobrevivientes del naufragio de la peor pandemia inesperada un alivio de días o de meses que han de ser años donde lo único que nos exige el rostro de mi padre niño –o el niño del pesebre que tiene ya rostro de padre– es la transpiración callada de amor y piedad por todos los muertos que se fueron en este año aciago y todos los enfermos y los millones de niños que no pueden salir a patinar mañana por la mañana y las millones de abuelas que no pueden ser abrazadas como debe de ser y el infinito mar de la tolerancia extrema que hemos de ejercer ante tanto engreído mamón incurable que siempre cree tener la razón en todo y ante las sombras siniestras de tanto necio de alma autoritaria.
Cuando se me conceda volver a las navidades del pasado quiero ir en la cabina del tren a escala, el teleférico silencioso y los desfiles sincronizados de soldaditos sin fusil, muñecos de peluche y un millón de esferas de todos los colores…