Han estado entre nosotros desde la más remota efeméride. En muy lógico reflexionar y reconocer que –en el amplio e infinito universo conocido, cuya dimensión es incomprensible para la inteligencia humana y que para efectos prácticos se define y alcanza el rango de los 93,000’000,000 de años luz que, además, se encuentran en proceso de constante y permanente expansión– podría existir evidencia de manifestaciones biológicas no humanas (obviamente no solo no animales) cuya capacidad de discernimiento de la realidad única y absoluta del espacio-tiempo, les permite desplazarse y viajar a través del vacío absoluto a fin de conocernos y conectar con nuestro limitado entendimiento del cosmos así como de los procesos vitales con los que la energía nos transforma entre ficciones y certezas.
Conviene recordar que “estamos aquí para andar en el tiempo” -como me lo refirió Esteban, aquel personaje rarámurí en Batopilas, Chihuahua, cuando tuvimos oportunidad de hablar un poco acerca de su cosmogonía, su concepción teológica y de su visión acerca del mundo cuando, con la mente iluminada, me dijo: “Cuando llegamos aquí, todo estaba dispuesto para nosotros”… Fue en ese instante –y sin quererlo– que me fue dado descifrar el misterio insondable de la eternidad y, así mismo, percibir la presencia de seres que actúan, interactúan y habitan en dimensiones alternativas a las vivencias terrenales propias de lo humano. Allí descubrí que no estamos solos, que ocurren y concurren manifestaciones complejas de sistemas superiores y procesos elevados de raciocinio intelectual que nos llevan mucha ventaja en el trascurso de la construcción civilizatoria esencial.
Hoy nos hallamos ente la oportunidad histórica e inédita de despertar para descubrir y la de elaborar una innovadora actitud respecto a lo que significa ser humano y ser parte del cosmos ante el escenario inminente del encuentro cercano con nuestros amigos y hermanos universales.
Es momento de iniciar un nuevo periplo y replantear las relaciones entre los seres terrícolas en aras de establecer los protocolos para luego concretar las formas y los modos de comunicación con nuestros pares galácticos.
Debemos ser lo suficientemente abiertos y generosos para recibir a quienes nos llevarán de la mano por senderos de certidumbre y sensibilidad hacia el sincretismo de la fuerza, la paz y la utopía en el ámbito del Topus Uranus que todo lo contiene. Hoy es tiempo de fraternidad universal, de reconocer cuán pequeños somos y cuán grande es el tamaño del espíritu divino que campea a través del éter inextricable que nos envuelve y del cual somos parte todos quienes estamos en el cielo y en la tierra como especies en sinexión que, en conjunto y en conjunción de voluntades, habremos de escribir el relato poético de novedosos ideales y potentes filosofías compartidas.
Sí, estoy cierto y observo que hay escepticismo entre ustedes y muchos no creen en que hemos sido, ya somos y seremos uno solo con el tiempo entre ustedes y nosotros. Estoy convencido de que apenas comienza un viaje sin retorno hacia confines cuyo límite es el imperio de la armonía y la belleza entre seres que se complementarán en la búsqueda de aprendizajes, en pos del encuentro y creación de altos estadios de conciencia más allá de lo humano. Tengan confianza y esperanza, estaremos juntos y unidos para alcanzar la plenitud ¡Bienvenidos! (JFA).
