Bien pues, inicia un nuevo ciclo en el proceso humano de medición del transcurrir y del fluir permanente en donde lo qué pasa son las cosas, los hechos y la gente. El tiempo no pasa, está allí siempre: ocurren eventos en el tiempo. Estamos hechos de eternidad y sólo somos energía –a veces creadora a veces destructiva– que transforma realidades alternativas e inventa poesía.
Año promisorio que nos plantea innovadoras maneras de confrontarnos con nuestras convicciones, prejuicios y paradigmas, para renovar actitudes y modificar costumbres, para erradicar vicios y reformular valores. Si no actuamos en aras de ser proactivos en la consecución y concreción de proyectos, cuyo significado elevado es el de proponer futuros de armonía, cuya simiente radica en el cómo desarrollamos pensamientos y acciones de reconversión y, principalmente, de cómo definimos nuestros conceptos a fin de establecer posturas adecuadas hacia resolver y solventar los desafíos del cotidiano existir.
Tiempo es de comprender que el mundo es como es y que no hay plazo para ejercitar el poder de la trans-evolución que opera en el más íntimo resquicio de la voluntad adscrita a los designios del destino y a la interconexión con el espíritu supremo de Dios. De ese Dios maravilloso que todo lo resuelve.
Tiempo es de dar Fe y darnos Esperanza, de compartir la generosidad ataviada de caridad para enaltecer la gracia que nos hace humanos. Es hora de vencer nuestros miedos y superar nuestras cuitas. Somos más grandes que lo que nos aqueja y todo depende de la fortaleza de ánimo y de la conciencia de situarnos en escenarios de bienestar y confianza que nos hacen aptos para ganar las batallas. Saldremos airosos de las tribulaciones y ninguna conflagración nos hará mella si sabemos entender y descifrar el mensaje contenido en la memoria ancestral de quienes construyeron lo que hoy tenemos, así como confiar en la presencia permanente de aquel que nos ha dado todo.
La verdad y de verdad, yo nada les deseo, tan solo les digo que la única posibilidad de conseguir triunfos y conquistas es aplicar con sabiduría la inteligencia para encontrar las preguntas adecuadas para conectarlas a las respuestas y soluciones que ya existen en el éter del tiempo absoluto en el que pertenecemos en esta dimensión. Recuerden: inteligencia y técnica son las que posibilitan el hacer y nos ha sido dado el don de la heurística para recrear lo que somos, más allá de los egos y más cerca del nosotros.
Ojalá comprendan que lo que le da sentido al ser y existir es la conjugación en pasado: viajé, hice, disfruté, amé… Lo demás es proyectar, en su acepción más profunda, las estrategias, medios y recursos para construir espacios de certidumbre y trascendencia. La opción es ser felices.
Jorge Fernández
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