Contra el hecho de que varios padres de familia se molestaran y denostaran la acción de la autoridad municipal, en Tampico tomaron la excelente decisión de clausurar una estancia infantil que daba servicio en una casa de tipo Infonavit, sin las medidas de seguridad y protección civil obligadas.
Fue una denuncia ciudadana la que exhibió de una vez por todas el riesgo que generaba este sitio, el cual además invadía un espacio público usado como el acceso y patio de juegos del kínder, mismo que, según quien se dijo estar a cargo, ya llevaba 30 años operando sin ningún problema.
Aquí la duda que brinca es: ¿Qué en las otras administraciones municipales no se habían dado cuenta de que la estancia no tendría que estar brindando servicio de esta manera? ¿Cómo es que los propietarios obtenían los documentos o permisos para operar pese a las visibles irregularidades? ¿Cuántas estancias más de este tipo están regadas por toda la ciudad y puerto en la clandestinidad?
Y así muchos cuestionamientos que surgen a raíz de una situación que no tendría que ser minimizada primeramente por los padres de familia que dejan a sus hijos al cuidado de personas, de las que no se sabe si cuentan con las calificaciones, además del recinto.
Es entendible la necesidad que llegan a tener los padres para dejar a los niños encargados en estos espacios dedicados al cuidado de los menores, ya sea por la zona donde laboran, la distancia, el tiempo de apertura del mismo, y no se diga el costo, el cual debe ser menor al fijado en estancias apropiadamente establecidas.
Sin embargo, la necesidad debe quedar de lado y hacer sacrificios cuando se trata de la vida de los hijos, las que por unas horas mientras se busca el sustento, pueden correr riesgos tal como sucedió en su momento en el lamentable incendio de la guardería ABC en Sonora.
Ahora, le toca a la autoridad municipal intensificar las revisiones que, a plena vista, se pueden identificar con facilidad por toda la ciudad, sobre todo en la zona norte, donde hay más casas habilitadas como estancias. Es fácil detectarlas, sin ejércitos de supervisores, solo con la voluntad de salvaguardar la vida de los pequeños por delante. _