Es muy claro que la situación mundial generada por la pandemia del covid-19 aceleró cambios en muchos sectores y actividades de nuestra vida diaria, entre ellos el educativo. Tradicionalmente este sector es lento para cambiar. La necesidad del distanciamiento social generó que los alumnos y profesores dejaran las aulas para pasar a tener clases en un formato a distancia. En el caso de muchas instituciones educativas de distintos niveles y de los mismos gobiernos, esta situación llega en un contexto donde no se tienen recursos suficientes para implementar la transformación digital que se requiere en la educación. Considero que, así como enfrentamos una crisis de salud y económica, nos estamos enfrentando a una crisis educativa.
Creo que la transformación digital de la educación, acelerada por la pandemia, llegó para quedarse. La digitalización del aprendizaje es algo que irá en aumento. Si bien, mientras tengamos que seguir enfrentando al covid-19 tendremos que hacer mayor uso de modelos de aprendizaje digitales, estos mismos se quedarán para convertirse en parte de la nueva normalidad en la educación. Es claro que siempre será mejor la educación presencial, sobre todo por la necesidad que tenemos los seres humanos de socializar y convivir con otras personas. Aún falta mucho para que modelos educativos con componentes digitales igualen o superen a los modelos completamente presenciales. Pero, si aspiramos en México a ser protagonistas en esta transformación digital de la educación, necesitamos enfocar recursos para fortalecer nuestras capacidades en innovación educativa, investigación en nuevas pedagogías, personalización de la educación y aprovechamiento de la evolución exponencial de las tecnologías digitales. Lo anterior nos permitirá disminuir la brecha entre la educación totalmente presencial y la híbrida presencial-digital. Pero lo más importante es darle a la educación de nuestra sociedad más flexibilidad, mayor alcance, personalización y capacidad de hacer un aprendizaje durante toda la vida y adaptable a las diversas necesidades de cada individuo.
Lograr lo anterior es un gran reto. Es necesario que el sector educativo público y privado, en colaboración con los gobiernos, implementen estrategias para garantizar la transformación digital de la educación. En particular, el acceso a internet se convierte en un elemento fundamental, el cual los gobiernos deben buscar asegurar su alcance universal. En el caso de México, de acuerdo con la Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) realizada por el Inegi en 2019, aproximadamente 56 por ciento de los hogares mexicanos tienen conexión a internet. Adicionalmente, esta misma encuesta encontró que 44 por ciento de los hogares tienen una computadora. La mitad de los usuarios reportó como problema principal lentitud en la transferencia de información y casi 40 por ciento interrupciones en el servicio. Algo relevante es que 84 por ciento de los internautas reporta usarlo para apoyar su educación y capacitación.
Estos datos, por un lado, son una muestra de la falta de infraestructura digital suficiente que haga factible que la mayoría pueda aprovechar la transformación digital de la educación, pues no solamente se trata de tener una conexión a internet, sino que el ancho de banda sea suficiente y estable. No solamente tener un equipo de cómputo básico, sino con la capacidad suficiente para generar experiencias digitales de aprendizaje adecuadas.
Por otro lado, los datos muestran la gran aceptación de los usuarios para su uso educativo. Es momento de repensar cómo distribuir la inversión en infraestructura física educativa de parte de los gobiernos. Considerar la necesidad de dotar de suficiente internet y equipo de cómputo vigente a las escuelas, a los estudiantes y maestros. El acceso a internet se ha convertido en un derecho básico si queremos asegurar una educación más igualitaria, vigente, para todas las edades y necesidades de las personas.
La educación ha sido, es y seguirá siendo un pilar del desarrollo de nuestras sociedades. La innovación educativa y la transformación digital de la educación se están acelerando. Como sociedad debemos invertir más en la capacitación de los maestros para que ellos sean los generadores de innovación y aprovechen las tecnologías digitales. Debemos impulsar el desarrollo de la infraestructura digital para que más ciudadanos puedan aprovecharla. Diseñar modelos educativos que impacten mejor el aprendizaje y las experiencias de este en las personas. No hacer esto puede provocar un mayor aumento en la brecha entre los que acceden a una educación moderna de calidad y los que no. Nuestras sociedades no pueden rendirse ante este gran reto. Como ciudadanos debemos aspirar a que todos seamos beneficiarios de la transformación digital de la educación.
Pensemos en un México donde todos los ciudadanos, niños, jóvenes, adultos de todas las edades tengan acceso a una educación moderna, de alto impacto, entretenida y a la medida de sus necesidades e intereses. Esto es posible a través de un mayor fomento de la innovación educativa, la capacitación de los maestros, la transformación digital de la educación y de proveer acceso universal al internet educativo. Siempre anteponiendo las necesidades de aprendizaje del individuo que le permitan desarrollarse hacia una vida plena, con oportunidades de movilidad social, progreso y bienestar.
* Vicerrector Académico y de Innovación Educativa, Tecnológico de Monterrey