El sistema neoliberal es el sistema económico, político y social, que nace y se encumbra al final de la guerra fría, eliminando a los dos sistemas que se enfrentaban entre sí; el sistema socialista marxista encabezado por la Unión Soviética y el estado Keynesiano de bienestar, encabezado por los Estados Unidos.
El sistema neoliberal se caracteriza por un dominio y mando de las grandes corporaciones para su propio beneficio, pasando por encima del propio Estado al cual minimizan convirtiéndolo en mero policía al cuidado de sus intereses y de la gente en general, llamada sociedad civil, a la cual someten a las leyes del mercado en un capitalismo salvaje de una guerra a muerte entre corporaciones de todo el mundo sin árbitro y que provocó en los últimos cuarenta años dos principales efectos: Una enorme desigualdad y una catastrófica depredación del planeta.
Desigualdad porque veintiséis personas acumulan más dinero, riqueza e ingreso que la mitad de la humanidad juntos, cuando hace siete años eran cincuenta personas, es decir, cada vez son menos; provocando el incremento de actividades antisociales como el crimen organizado, y la exclusión de la economía formal a miles de millones de personas proliferando las actividades ilícitas como el narcotráfico, así como movimientos migratorios en todo el planeta.
Depredación porque este sistema ha llevado al calentamiento global del planeta a convertirse en un posible evento con nivel de extinción de la raza humana y que nos puede alcanzar en cualquier momento.
Las corporaciones por esencia tienen una única motivación y es el deseo de acumular más y más dinero. No les interesa el bienestar de las personas, menos el de las comunidades más atrasadas, ni la conservación de la naturaleza, sino la explotación del hombre y de la naturaleza en la manera más eficaz y redituable para obtener mayores ganancias. Es por ello que no podemos dejar ya más en manos de las corporaciones la conducción de los intereses de supervivencia y bienestar de la raza humana, pues además de todo compiten entre sí para sobrevivir al estilo de los grandes tiranosaurios utilizando todos los medios a su alcance en México como la explotación, la corrupción de funcionarios y el control de la población a través de la propaganda.
La reforma eléctrica por la cual el Estado Mexicano retoma el control del litio y de la energía eléctrica, como una actividad estratégica, y que ocupará el lugar que el petróleo venía desempeñando, hoy dominada por grandes corporaciones en su propio beneficio, es una forma importante de hacer que las grandes corporaciones retomen el lugar que les corresponde en la organización de la sociedad como uno más de los entes que colaboren por el bienestar general produciendo mercancías valiosas y ofreciendo trabajos bien remunerados, con utilidades razonables y el Estado retome el suyo como el poder supremo y soberano de un esfuerzo colectivo en este caso de los mexicanos para una organización justa y armoniosa de la sociedad en beneficio de todos los mexicanos.
Esta reforma eléctrica que propone el presidente López Obrador, no sólo es un esfuerzo que debe de ser apoyado por los legisladores y la población en general sino que debe de servir de ejemplo en todo el mundo para que los Estados retomen el papel que les corresponde como esfuerzo colectivo supremo y soberano, en beneficio de los diferentes pueblos y logremos revertir los efectos nocivos de la época neoliberal. En última instancia, es la estabilidad y viabilidad de la vida del ser humano en este planeta lo que está en juego.
Mtro. Jesús Torres Gómez
Profesor en la Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia.