Fue alucinante: imágenes de una nada tibia turba de ultraderechosos y kukusklanescos gringos ataviados en algo entre Village People cantando “Macho man”, los Búfalos mojados de Los Picapiedra y Mightor con una máscara cornamentada, portando su gran garrote (referencia clara a la Doctrina Monroe) guiando a su banda de dinosaurios con la bandera confederada del General Lee. Lo primero que pensé fue que eran los chicos del TUMOR, PRIANRD, Six por México y Va por México, que habían ido a Washington a darle un curso propedéutico a Trum de cómo hacerla de pedo. Algunos alegaron que esos revoltosos eran de Morena pero, a juzgar por la postura ideológica, blancura y güerocidad de los protagonistas del zafarrancho, más bien parecía el casting perfecto para un promocional de los X men del Equis González.
Donald Trum demostró que es un bueno para nada, ni siquiera capaz de organizar un autogolpe de Estado, pues éste le salió como una mala imitación de las luchas de la WWF con un ejército de Hulk Hogans. Bueno, no consiguió ni el apoyo de su vicepresidente, Mike Pence, que se la pensó antes de unirse a esa tropa loca supremacista y whitetrashera, mientras Donald llamaba a la calma al ritmo de “¡Ya no se peliense!”
Digo, ¿qué le costaba a Trum seguir el manual de Fachos for dummies en vez de bajar del cerro a tamborazos a los hillbillies y rednecks que conforman su fanaticada? A menos que en su locura, quisiera desprestigiarlo todo, incluyendo a nuestros notabilísimos intelectuales del CIDE que han idealizado a la democracia yanqui, aunque esté al nivel de una reelección en el sindicato de Pemex. Bueno, hasta la república bolivariana de Venezuela expresó su preocupación por los sucesos violentos en Washington. Imaginé que el aguadó de Guaidó iba a aprovechar la confusión para declararse presidente de EE. UU., con el aval de Almagro que sigue medrando en la OEA.
Y cuando se creía que no habría nada más chafa en este carnaval de bajas pasiones, aparecen los tuits de Jesús Ortega (como era lógico le echó la culpa de todo a AMLO) y el expresichente Jelipillo (el megalómano narcisista atacando a los megalómanos narcisistas) que, en algo muy remotamente parecido al español, competían por ver quién tuiteaba las cosas más estultas esa noche.
Pero el ganador fue Eduardo Verástegui -que es pior que Jorge Berry- que dijo a lo mejor los del desmadre eran en realidad demócratas disfrazados. #DéjenseAhí.
jairo.calixto@milenio.com
@jairocalixto