Por alguna extraña razón relacionada muy probablemente con la falta de ácido fólico, el sector opositors y krauzes que los acompañan, no terminan de aplicar necesarísimo parricidio y han sido incapaces de deslindarse ni del expresichente Jelipillo ni del ChikiliQuadri que son uno mismo. A estas alturas del sexenio, y tomando en cuenta la serie de barrabasadas que suele emitir a través de sus cuentas de Twitter, era como para que el KukluxPAN, FRENAAA, el PRIANCHU, los de la Eh, la BOA y su patrocinador, Claudio XXX González, hubieran pintado su raya. Digo, si en verdad quieren que el voxismo-foxismo-peñismo regrese al poder, se están tardando en someterlos a la ley del hielo a estos personajes que desprestigian tan noble causa.
Y es que estos muchachos chichos del anticomunismo gacho, ven más rusos por aquí y rusos por allá que el viejo J. Edgar Hoover en su oficina del FBI nixonista. Calderón y El bigote que no canta, les ha dado por propagar una suerte de rusafobia de una loca película macartista-echeverrista. Con el mismo tonito histeriquito de Lilly Téllez y el Huero Castañeda, manejan una narrativa de la guerra fría como si todavía rifaran los sóviets y las siglas CCCP siguieran significando Cucurrucucú paloma. Y, en un delirio muy delirante, traen la peregrina idea de que Vladimir Putin es Lenin, AMLO y Stalin al mismo tiempo con tren maya incluido.
Y en una onda muy tuyú, Calderón evoca paranoicamente un viejo pasaje de los tiempos en que en la Unión Soviética prohibieron a los Beatles, cuando desde hace mil años al otro lado del telón de acero dan show hasta los de Molotov. Claro, habrá quien diga que en realidad todo estaba planeado para hacer una cortina frente al ecologismo repentino de Calderón, con el fin de tapar que durante su sexenio alentó la depredación salvaje de la Riviera Maya. Y para lograrlo, hasta Jelipillo se disfrazó de Lara Croft. Y qué decir del ChikiliQuadri, que tiene mucho que ocultar ahora que se destaparon los negocios en los que estaba metido en el aeropuerto submarino de Texcoco.
Pues será el señero, pero dudo que ninguno de los dos sea capaz de diferenciar entre un bolchevique y un fedayín.
Aunque los Tresequisgonzalistas tengan que recurrir al clásico de Sandra Cuevas, “me disculpo, pero no reconozco los hechos”, ya deberían de darle esquinazo a Jelipillo y al ChikiliQuadri que hacen ver a Derbez como un gran ecologista.
Conste que se los dije. Guarden este tuit.
Jairo Calixto Albarrán
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