Nadie esperaba que la Opo calmara sus ímpetus apocalípiticos-reguetoneros. Está demasiado dañada como para refrescar sus oxidados protocolos derechuecos. Es muy natural que el sector opositors saliera a desacreditar el proceso electoral en el que ridícula y torpemente no participaron (cómo estará la cosa que hasta Adela Micha salió a regañarlos por no salir a dar la batalla en las urnas, aunque era claro que de todas maneras se los iba a llevar patas de cabra como siempre), pero lo que se ha derrochado en esto días es un berriche rabioso-bilioso y demencial que no puede sino tomarse como una sketch fallido de La rosa de Guadalúmpen.
Digo, está bien que Kike Fraude, digo Krauze, nos tiene acostumbrados a sus exacerbadas exageraciones (ya saben, Enrique Alfacho era el nuevo Mariano Otero, Zedillo es heredero del 68, la señora del huipil era una maravilla), pero eso de ir a asegurar con Loret, que lo miraba desconcertado, que este proceso electoral “destruyó la República”, es de veras como para un capítulo de “Cuando el dinero nos alcance”. No se rían.
Ya es un deschavete de tal magnitud, que solo puede ser comparado con Pedrito Ferriz declarándole la guerra a AMLO o descubriendo el algoritmo que nunca jamás existió (fue más real la refinería de Calderón y la Verdad histriónica del Batiburrillo Karam) o este último arrebato del incomunicador deseándole la muerte a López Obrador. Pobrecito, debe experimentar sueños húmedos muy potentes con Andrés Manuel.
Claro, tampoco desmerece la manera en que Carlitros Alazraki declaró que, ahora sí, comienza la dictadura. O la forma en que Chayito Robles quiso criticar a la presidenta Sheinbaum con unos guangos argumentos con los que le boleaba los cacles a mi licenciado Peña y trata de desmarcarse de la Estafa mayextra. O el delirante discurso de Alititito Moreno que, con el botox desbordado, ya se quiere ir con Netanyahu para que bombardee a toda la Cuatroté y que lo nombre su sátrapa local. ¡Qué loco chavo!
Casi al nivel de mi doctorcita Dresser, que cada vez hace analogías más torcidas para explicar que todo fue un fracaso porque ni los bebés ni lo menores de edad ni los nonatos ni los Chuchos del chuchinero fueron a votar. Chale, ya no hacen a los intelecuáles como antes.
Lo mejor fue lo de Tumel Chorres alegando que Wendy Guerra tuvo más votos que la elección judicial. Además de que no es lo mismo votar ochenta veces por teléfono y redes, en realidad la mushasha tuvo más votos que el PRIAN.
No se rían.