Se me hace una provocación y una grosería que el Presidente exija que la ministra Piña dé a conocer los detalles de aquella cena en lo oscurito en casa de Alcántara Carrancá en su pequeño palacete de Las Lomas, donde convidó voluntariamente a fuerza a un grupo de magistrados del Tribilín al ritmo de sé cositas malas de ti, y que fueron gratamente apapachados por Alitititito Moreno saliendo del pastel, en plena contienda electoral. O sea, hay que entender que esa clase de reuniones en el oscuro rincón así son —como las de mi Tatankita Córdova en casa de Quenotehagabobo Edmundo Jacobo del INE que no se tocaba con los líderes del sector opositors—, ni modo que para meterle cizaña a las elecciones se iban a reunir en los tacos del Chupacabras o del Borrego Viudo, mientras don Perpetuo del PRI le pasaba el machete al trompo de los de al castor. Digo, qué culpa tenían los comensales para ver ese episodio dantesco, pobrecitos. Y el público en general, ¿qué necesidad, diría mi Juanga, la de saber la consistencia de los ambiguos ambigús que se sirvieron aquella noche intensos luceros, cuando la señora Piña (que tiene mañas judiciales que no son de niña) preparaba conforme a derecho a los magistrados para que le echaran una manita a su candidata nada candidota del huipil?
Digo, la mera mera de la Tremenda Corte simple y llanamente solamente le dio continuidad a la bonita tradición del Poder Judicial de apoyar a los sectores más desprotegidos de la oligarquía y la plutocracia, como debe de ser.
Esas cosas de los comolós se hacen en la intimidad de un chico caserón (como cuando Claudio XXX reunió a las bandas del PRI, PAN y el PRD en sus caballerizas, nunca en el interior de su mansión, no fueran a arruinar los próximos prianchuchistas el árido mármol de Carrara con sus cascorros) se hacen con discreción, lejos del populacho, el pueblo bueno y los pejezombis que de todo se quejan y todo les duele. Se ve que no aprendieron nada del subjefe Diego y de Salinas de Gortari, que armaban sus aquelarres antipeje en los sótanos de Tlaxcoaque, dicen las malas lenguas.
Como luego luego se ve que este ágape de la ministra Piña no tenía dolo ni duelo por la ultraderecha nacional, no le veo sentido que nos pase la minuta completa o un informe como el de Jimmy Lozano. En todo caso, para la otra debería de organizar el show en el humilde bohío de Alitititito (solo cuesta 300 melones, sin maclarens incluido) y que esta vez lo amenicen, para estar al nivel, Pedro Ferriz, Laura Zapata, Beatriz Pagés y Carlitos Alazraki con su voz de tersiopana.
Como se ven las cosas y las coreografías opositoras a favor de la Tremenda Corte para que sigan viviendo cual pachás, cuajados de dedazos y tan refractarios como siempre a esa cosa tan sobrevalorada que es la democracia, supongo que doña Norma Piña ya se reunió con los acérrimos enemigos de AMLO y de Claudia Sheinbaum para endingarles el San Benito dramático pero reguetonero de la sobrerrepresentación, como debe ser (del concepto de mayoría calificada ni han de estar enterados, como María Amparito Casar). Y de paso nombrar a lo que queda de Xóchitl por lo menos presichenta del Club de Leones.