Al momento de escribir estas líneas que tienen algo de cruz y del Pantera, nomás no había aparecido mi ex presichente Jelipillo a defenderse de los ataques injustos que lanzaron en su contra aquellos canallas que quieren hacernos creer que estaba coludido con García Luna Productions y Cárdenas Palomino que son como el Negro Durazo y el Sahagún Baca del nuevo milenio. Imposible, seguramente Calderón estaba chupando tranquilo, muy quitado de la pena, porque si no se acuerda de don Genaro que era su carnal, su compaye, menos va a tener en mente a Luisito a pesar de que lo haya premiado con bombos y platillos como el superpolicía tan temido por los Malos de Malolandia. Es lo bueno del alzhéimer selectivo, que te libera de tanta monserga; lo que pasó durante tu sexenio se queda en tu sexenio y si no te acuerdas, nunca sucedió.
Digo, ni modo que el esposo de Margarita ande recorriendo su pequeño palacete cantándole a un retrato de don Genaro aquello de “Mentiras, tú me enamoraste a base de mentiras”.
Claro que habría estado más relajando, echándose sus cubanderas, si hubiera funcionado la estrategia de mandar a Markitititititiito Cortés, Alitititititito Moreno y Chuchitititito Zambrano (el rey del inglés nivel “Guan bir, amigou”, ¡qué va a decir Marta Debayle!) para exigir la cancelación muy democrática de todas las elecciones donde perdió el PRIANChu. Ya mero se ponían con sus banquitos a las afueras del INE para terminar de hacer el perro oso grizzly como Chiflano Aureoles. Mejor se hubieran esperado al sketch de Brozo, el Trujillo tenebroso, y su chicarcas, el niño Loret en Ladillus, donde seguramente Cárdenas Palomino será un perseguido político de la dictadura macuspánica y su jefe Aureoles el nuevo Manuel Buendía, con la aprobación de Kike Krauze. Claro, no sin antes declarase víctimas del espionaje gubernamental que les quiere armar un montaje a la francesa con la señora Wallace incluida.
Pobre Jelipillo, nada le sale. Ni siquiera sacar de su sarcófago al subjefe Diego nada más a echar humo y mentar madres, o poner en onda plañidera a las viudas de Cárdenas Palomino que, cuando era poderoso, lo veían tan guapo como mi licenciado Peña, no puede ser.
Como quiera que sea, espero que al momento de publicarse esta calumnia haya aparecido Calderón a decir, cuando menos, que lo niega todo calderónicamente, que su Cisen le falló gacho, que no es él cuando recluta personal de dudosa y foxista procedencia.
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