El papa Francisco se colocó, a lo largo de sus 12 años al frente de la iglesia católica como una voz de los migrantes que todos los días salen de sus lugares de origen en busca de mejores condiciones de vida.
A pesar de las críticas del ala más conservadora de Estados Unidos y sin importar las presiones de diferentes sectores, Jorge Mario Bergoglio se sumó a la lucha contra las políticas anti-inmigrantes.
Fue el 7 de abril de 2013 cuando el papa Francisco tomó posesión como Obispo de Roma en una misa celebrada en la basílica papal de San Juan de Letrán, en el Vaticano. Desde entonces, Mario Bergoglio llamó a luchar contra la indiferencia y a favor de los más necesitados.
En su primer viaje fuera de Roma, Francisco, en su discurso del 8 de julio de 2013, estableció de manera abierta su defensa por los migrantes y, hasta el momento, resuenan sus palabras contra “la globalización de la indiferencia”.
El primer papa latinoamericano nunca olvidó sus orígenes y vivió en carne propia los efectos de la migración. La familia del primer papa jesuita se conformó por migrantes, como lo establece su autobiografía “Esperanza”, en donde Jorge Mario revela el doloroso camino de sus abuelos y de su padre al dejar Italia rumbo a Argentina en busca de mejores condiciones de vida.
El pontífice número 266 de la iglesia católica, con mensajes cortos y directos, se opuso a las violaciones de los derechos humanos de quienes sueñan y luchan por mejores condiciones de vida.
En diferentes partes de la zona fronteriza entre México y Estados Unidos, la comunidad migrante recuerda el mensaje que dejó el papa Francisco durante su visita a Ciudad Juárez del 17 febrero de 2016: tratar con dignidad a las personas en tránsito.
Desde una tarima colocada en perpendicular al río Bravo, Mario Bargoglio se dirigió a los migrantes y al mundo, en general, para lamentar las injusticias que viven los originarios de Centroamérica y otros países, entre ellos, los mexicanos.
“Un paso, un camino, cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados. Muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano, de la trata de personas”, expresó.