A sus más de 70 años, un migrante regresa a Puebla para visitar a sus familiares y amigos. Se fue a mediados de la década de los 80, antes del sismo del 19 de septiembre de 1985, a cumplir el llamado sueño americano.
Sus hijos viven en diferentes ciudades norteamericanas, al igual que sus nietos. Decide regresar a Puebla para recordar los lugares por los que trabajó antes de cruzar la frontera, para tomar fuerza de su pasado y disfrutar de su doble ciudadanía, la mexicana y la norteamericana.
Al caminar por las calles del Centro de Puebla, recuerda a familiares y amigos que han partido. Para sentirse como en casa, visita el negocio “Tortas Mace”, ubicado en la 10 Oriente, casi esquina con la Calle 5 de Mayo, frente al llamado Parque de San Luis. El sabor del alimento es único y, en casi su totalidad, es similar al que tenía antes de buscar el llamado sueño americano.
Tras degustar el pan partido a la mitad, con pierna y unas rajas de chiles jalapeños, continúa su recorrido. Pasa por las instalaciones que en el pasado fueron “El Mercado de La Victoria”, ubicado en la esquina de la Calle 3 Norte y 8 Poniente. El comercio de los alrededores hace recordar que, en pasado, en esos espacios había puestos de frutas y verduras.
Con algunas complicaciones, continúa su paso. A diferencia de hace cuatro décadas, la fuerza de su cuerpo no es la misma y se apoya con un bastón, pero su mente y su corazón se emocionan.
La vida en Puebla es diferente a 40 años de su partida, pero vaya a donde vaya, nunca niega sus raíces y recuerda que nació en la Sierra Mixteca, una región que se caracteriza por la salida de migrantes.
“Ahora ya caminas lerdo, como perdonando el tiempo”, comenta para sí mismo y sigue los versos de la canción “Mi querido viejo”, interpretada por Piero y, en su momento, por Vicente Fernández, letra escrita por el periodista y poeta argentino José Tcherkaski.
Tras las vacaciones por la temporada navideña y de Año Nuevo, el padre y abuelo regresará a Los Ángeles, en California, en Estados Unidos. Con un entusiasmo renovado por su visita a Puebla, el migrante de la primera generación regresa a su casa norteamericana en donde ya pasó más de la mitad de su vida.
