Este fin de semana se estrenó el nuevo proyecto blaugrana de la próxima década.
Suárez se fue y salvo sorpresa, lo más probable es que Messi también anuncie su salida en enero.
El futbol suele ser nostálgico y los jugadores arrastran las piernas viviendo de glorias pasadas para seguir cobrando fortunas.
Es por ello, que el resultado y funcionamiento del domingo demuestran que el ajuste necesario venía de un par de años atrás y la goleada en la Liga de Campeones solo fue la gota que derramó el vaso.
La directiva y el mundo lo sabían desde antes, pero no se había hecho la renovación.
Solo el Manchester City superaba en nómina al Barça y sin un mecenas era imposible justificar salarios por 400 millones de euros después del 8-2 en Lisboa.
Los números no mienten, y una institución que factura en la región del billón de euros debería poder reinventarse después de la peor debacle en su historia y la probable salida de su mejor jugador de todos los tiempos.
Sin embargo, solo el tiempo dirá si el ejército no armado de Cataluña podrá superar esas dos afrentas.
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