Durante las fiestas decembrinas, inicios de año y otras celebraciones, deseamos felicidades a diestra y siniestra. Extrañamente no empleamos la palabra felicidad en singular, le agregamos el adverbio muchas para que tenga más consistencia: muchas felicidades.
De acuerdo a encuestas recientes, más de la mitad de la población en nuestro país sobrevive con penurias. El 80 por ciento, o poco más, vivimos en constante zozobra “gracias” a la galopante inseguridad desatada con máxima intensidad desde hace dos sexenios y medio; no, menos, (dixit Peña Nieto) desde hace dos sexenios y 48 meses. Con la inseguridad asechándonos cotidianamente no es posible ser feliz. Aunque la felicidad no deja de ser una quimera, la esperanza persiste.
En torno al concepto felicidad existen otros que podríamos aplicar durante las celebraciones, no lo hacemos porque somos eco de lo que escriben y dicen los demás. Aun así, podríamos aplicar otros términos, como: dicha, bienestar, suerte, fortuna… sin embargo, prevalece felicidades.
No tenemos que esmerarnos en alcanzarla ni en conservarla, la felicidad es abstracta, pasajera, frágil, veleidosa y fugaz. Llega inesperadamente e inesperadamente se va.
En una de tantas plazas comerciales de este país, una señora se sacó el primer premio del sorteo de Navidad, compró un boleto de 800 pesos y resultó ser ella la afortunada con un auto Mercedes Benz valuado en 1 millón 200 mil pesos. La señora al enterarse fue intensamente feliz. Su felicidad se desvaneció cuando el mismo día que estrenaba su flamante Mercedes, un conductor que manejaba en estado etílico lo chocó.
Tranquilidad
¿Qué significa? Tranquilidad significa paz. La paz sustituye a la violencia. Para terminar con la violencia debe concluir esta guerra fratricida que estamos padeciendo y deben terminar los rencores y el odio entre mexicanos. Cada uno de nosotros debemos participar para lograr la paz. No puede haber felicidad donde domina el odio.
La felicidad permanente solo existe en Shangri-La, esa comunidad utópica-mística en los confines del Tíbet, surgida en la novela de James Hilton en 1933. Hilton describe con ingenio y creatividad, una utopía de felicidad inagotable, un refugio idílico aislado del mundo exterior.
Colofón
Cada inicio de año trae consigo buenos propósitos y buenos deseos. Mi deseo para ti y los tuyos estimado lector, es que abunde la paz y la armonía en tu hogar durante los 361 días que restan de este año. La felicidad llegará como valor agregado.
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