Al estado de Puebla se le hace costumbre depender de los dólares que envían quienes se fueron a trabajar principalmente a Estados Unidos: mientras las remesas crecen, la Inversión Extranjera Directa va en retirada y las exportaciones pierden dinamismo.
Así, a la economía local la mantiene un solo motor encendido. La pregunta que se antoja plantear a quienes toman decisiones no es si esto alcanza para sobrevivir, porque alcanza, siempre que se vuelve costumbre, sino si ante este panorama se puede despegar.
Los números están ahí para quien los quiera leer y no vivir en el engaño o en la esperanza de la credulidad: en 2024 las remesas crecieron en 222 millones de dólares —7.1 % más que el año anterior— hasta alcanzar 3 mil 367 millones.
En 2025, el comportamiento volvió a mostrar que son robustas: tras la casi natural contracción de 8.5 % en el primer trimestre, en el segundo sumó 856 millones, un avance de 8.6 % respecto del periodo previo. De otra forma: el primer semestre cerró con mil 645 millones de dólares, apenas 1.7 % por encima del año anterior, pero suficiente para confirmar que, en esencia, este ingreso sigue siendo resistente.
La historia es distinta cuando se analiza la Inversión Extranjera Directa (IED): a diferencia de las remesas que llegan a los hogares y se convierten en consumo inmediato, la IED debiera reflejarse en producción, trabajo y bienestar.
Ahí el balance del estado de Puebla es, si no crítico, sí más complejo: en los primeros seis meses del año, la entidad captó 305 millones de dólares. Alemania aportó más de la mitad (55.2 %) y Canadá casi una cuarta parte (22.8 %); entre ambos países concentraron 78 % de los flujos.
Hasta ahí, aparentemente, todo bien.
Pero los retrocesos, aunque sean para agarrar vuelo, suelen pesar más que los avances: Estados Unidos retiró 159 millones de dólares y Corea del Sur otros 20 millones. Esa desinversión dejó el balance neto de IED en 107 millones de dólares, el 0.3 % del total nacional.
En términos fríos: Puebla se ubicó como la duodécima entidad con menor captación y registró una contracción de 88.5 % respecto del mismo periodo de 2024. Una caída que no es menor.
En el comercio exterior, el panorama tampoco es claro. Durante el primer semestre de 2025, las exportaciones sumaron 7 mil 407 millones de dólares: un descenso de 18.8 % frente a 2024. La estructura sigue siendo la misma: dominan el equipo de transporte con 78.6 % y la industria alimentaria aporta 6.8 %.
La información utilizada para esta columna está contemplada en el decreto por el que el Congreso del Estado expidió la semana pasada la Ley de Ingresos del estado de Puebla para el ejercicio fiscal 2026.
Al Margen
Hagamos, como diría Mecano, “el balance de lo bueno y malo”: las cifras indican que Puebla vive de la fortaleza de sus migrantes mientras enfrenta un freno en la inversión y las exportaciones: recibe dólares y pierde en los indicadores que definen la capacidad de crecer.
El desafío para quienes gobiernan, digámoslo así, está en reconstruir la confianza para que los grandes capitales vuelvan a mirar hacia Puebla. La otra parte, la que sin proponérselo está en manos migrantes, se mantiene sólida: las remesas seguirán llegando.