Internacional

Para Putin la "guerra fría" no terminó

  • Daños colaterales
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  • Irene Selser

La crisis en Ucrania, que comenzó en noviembre con la negativa de última hora del entonces presidente Yanukóvich a firmar un mini-TLC con la Unión Europea, involucra desde el sábado directamente a Rusia, tras la ocupación de unos seis mil efectivos de las tropas especiales rusas de la península ucraniana autónoma de Crimea, cedida por Rusia a Ucrania en 1954, a condición de poder permanecer ahí hasta el 2042 y seguir operando en la mítica ciudad-puerto de Sebastopol la importante base militar que la Marina rusa tiene sobre el Mar Negro.

De 1921 a 1991, Ucrania fue una de las 15 países que integraron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), dependientes de un gobierno y una economía nacionales altamente centralizados desde Moscú por el Partido Comunista, heredero de la Revolución rusa de 1917. Expertos afirman que para la nueva Rusia, la cesión de Crimea por parte del líder soviético de origen ucraniano Nikita Jruschov fue un “error” estratégico, que el el actual líder del Kremlin, Vladimir Putin pretende remediar; asegurándose además que ningún nuevo gobierno en Ucrania, peor aún si es de vocación pro europeísta y anti-Rusia, le impida mantener en los próximos 28 años el actual control militar y administrativo que de hecho tiene sobre la antigua ciudad rusa de Sebastopol.

De hecho ayer, 16 diputados rusos de la Duma (Cámara baja) registraron un proyecto por el cual Rusia podría anexionarse Crimea, valiéndose del mismo pretexto usado durante dos siglos por EU para justificar sus intervenciones en todo el orbe: “proteger a sus ciudadanos” (72% de origen ruso en Crimea). También ayer el premier ruso Dimitri Medvédev anunció que se construirá un puente para unir Rusia con Crimea, sobre el estrecho de Kerch, según un proyecto acordado con el hoy depuesto presidente ucraniano Yanukóvich, quien buscó refugio en Rusia desde el 22 de febrero tras la masacre de 75 personas en la plaza de la Independencia de Kiev.

Lo que arroja este forcejeo propio de la guerra fría, que irónicamente comenzó en Yalta, Crimea, hace 69 años, cuando Rusia y EU se “repartieron” el planeta en zonas de influencia, es que, al menos para Putin, la lógica de ese mundo bipolar aún sigue en pie pese a los 23 años transcurridos desde 1991, cuando la guerra fría se extinguió de la mano de la desaparición de la URSS.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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