Política

El IMUG ¿existe en el proyecto político y de gobierno de Libia?

Una breve aproximación a la pírrica historia.

En junio de 1999 se crea mediante decreto Gubernativo (No. 125) el ‘Instituto de la Mujer Guanajuatense’ (IMUG), actualmente denominado ‘Instituto para las Mujeres Guanajuatenses’. El tránsito conceptual del singular al plural no fue un hecho fortuito, como tampoco lo fue su creación. La primera modificación implicó la exigencia de reconocer la diversidad de mujeres a las que este tipo de instancias debe su creación y atención, lo segundo nos remite a la obligatoriedad normativa exigida al estado mexicano en cumplimiento a las disposiciones internacionales en materia de derechos humanos de las mujeres. Origen fue destino, una instancia creada desde la obligatoriedad más incomoda que potencializada para mejorar las acciones de un gobierno enmarcado por políticas públicas neutrales que solo han ahondado las desigualdades entre mujeres y hombres, y profundizado las preexistentes entre las propias mujeres.

El año 1999 marcó el fin del gobierno de Vicente Fox, lo sucedería en el cargo el también panista Juan Carlos Romero Hicks, a más de 20 años de distancia este es “el IMUG que se recuerda” dirigido por un grupo de mujeres expertas formadas en áreas de antropología, género y derechos humanos. Mujeres con experiencia en activismo, formadas en espacios universitarios y en experiencias comunitarias Irene Victoria, Guadalupe Meza, Tatiana Ramos y otras. Nunca más se repetiría un grupo con estos perfiles.

En sustitución, la dirección del IMUG los siguientes años, en también gobiernos panistas, tendría como perfil elegido el ser mujer, panista, preferentemente de origen leones, empresaria y/o de perfil afín a grupos conservadores. La formación y experiencia en materia de derechos humanos de las mujeres, no era, no es un requisito. Consciencia panista, subordinación al ejecutivo sobre conocimientos. A estos requisitos respondieron Luz María Villalpando, Adriana Rodríguez Vizcarra y recientemente, Anabel Pulido. A diferencia de las dos primeras, ésta última y actual directora, a fuerza de enfrentar dos procesos de solicitud de alerta de género por violencia contra las mujeres ha debido adquirir con velocidad un mayor número de herramientas, su aproximación a la materia de perspectiva de género y DH de las mujeres, fue posterior a su nombramiento.

Como balance, el común denominador de las tres titulares ha sido la irrestricta subordinación al ejecutivo, a quien no se atreven ni siquiera a sugerir una formación mínima en la materia. Resulta evidente que son ellas quienes han aceptado asumir la ignorancia e indiferencias de quienes les proponen, Con ellos, ellas han asumido la ignominia de su gestión en la materia. El patriarcado que las coloca y les condiciona, ellas han aceptado.

La historia del IMUG, y seguramente del resto de las instancias estatales y municipales afines en el país, se encuentran enmarcadas en acciones que se puedan explicar con grado de verdad desde el limitado compromiso de los gobiernos, una excepción a esta regla la encontramos en el desarrollo y funcionamiento de la instancia de la CDMX pionera de varias políticas públicas con perspectiva de género

En sentido contrario, todo lo que ha venido ocurriendo con el IMUG, de forma concreta, se puede entender desde los contextos de la obligatoriedad normativa y la exigencia de sociedad civil. Así pueden resumirse y escribirse los más de veinte años de una instancia, en minúsculas, atendiendo gradual pérdida de presencia institucional, presupuestal, técnica y política que hoy la mantienen marginada, casi inexistente en el gobierno estatal, esta crisis se ha agravado en el presente sexenio. Una titular y un equipo que sobreviven entre acciones conmemorativas, eventos más cercanos al clientelismo político- electoral y los intentos fallidos por acciones preventivas que poco impacto han tenido, a las cifras y a las realidades remito esta última afirmación.

Un IMUG que camina en paralelo a las exigencias, a las realidades concretas de las mujeres violentadas, asesinadas, desaparecidas. Un IMUG al que se le dictó la política del silencio, su titular no puede pronunciarse, la política institucional es remitir esa vocería a la Fiscalía quien deberá explicar la violencia no resuelta contra las mujeres. Un IMUG que se presenta en mesas sin condiciones fácticas de liderazgo para ser escuchada y obedecida en procesos de transversalización, un IMUG satelital a las acciones de un gobierno que asume que las políticas públicas afirmativas son un asunto de membrete y no de contenidos. El sexenio de Diego Sinhue mantuvo a una instancia a la que no se atrevió a desaparecer en decreto, sí en los hechos.

Como un dato que presenta el tamaño de la tragedia del IMUG del sexenio de Diego Sinuhe, es el hecho de que todo parece indicar que esta instancia solo tenía presencia autorizada y asegurada dos momentos en el calendario anual oficial: el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer y el 25 de noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas. Presencia autorizada de un ejecutivo, quien durante 6 años se mostró visiblemente incómodo ante los señalamientos, reclamos y exigencias de sobrevivientes de violencia y sus familias, feministas, activistas, colectivas y colectivos ante los incumplimientos, retrocesos y crecientes índices de violencia familiar, feminicida y desaparición de mujeres y niñas. Como respuesta a la urgencia por el legítimo reclamo de la vida e integridad de las mujeres, el silencio, el enojo era evidente, sus reflejos políticos se caracterizaron por trasladar las respuestas solicitadas a sus vocerías e intermediarios. Si de hablar de ‘tema mujeres se trataba’ solo lo hacía en el marco de programas asistenciales, entrega de tarjetas y recursos. Nada distinto a lo que se cuestiona a la federación.

A diferencia de Diego Sinhue, su antecesor, Miguel Márquez hizo frente con mayores habilidades los mismos reclamos, estableció otros canales de diálogo y asumió con un protagonismo político pragmático el curso de un proceso de solicitud de alerta de género. Diego, lo delegó a los limites de la indiferencia y desdén a una instancia debilitada y con evidencias de agotamiento y hartazgo.

El IMUG con una gobernadora ¿continuidad o nuevas decisiones?

La llegada de Libia Dennise como titular del ejecutivo nos coloca en el establecimiento de expectativas legitimas. Durante su campaña, si bien no fue el discurso toral, si nombró la urgencia de acciones relevantes, desde integración de gabinetes paritarios, creación de Fiscalías especializadas y acciones de atención y prevención a la violencia contra las mujeres. También abordó la imperativa necesidad de políticas conciliatorias vida-trabajo- crianza, espacios laborales y comunitarios seguros. Señaló en varios momentos la urgencia de policías y personal especializado y formado en PEG. No menos importante sus compromisos en materia de empleo, acceso al desarrollo y a la educación de las mujeres. Sus intervenciones la comprometen, su trayectoria, también. Libia Denise ganó en las urnas a partir de un discurso de compromiso con las mujeres, concretarlo dependerá de las decisiones que tome. Sus alternativas en un primer momento son solo dos, continuidad o un disruptivo ajuste de rumbo.

De ahí que me atrevo a preguntarme, y preguntarle a la gobernadora electa: ¿Pretende encabezar la implementación de una agenda a favor de los derechos humanos con el estado actual que guarda un debilitado y gris IMUG? ¿Pretende dar continuidad por un tercer sexenio a la titular de la instancia, quien ha mostrado evidente cansancio y ausente innovación en el ejercicio del diseño e implementación de una agenda de políticas públicas con PEG dirigidas a una sociedad que urge de condiciones y alianzas para abatir desigualdades apremiantes? ¿Sus propuestas de campaña tienen cabida en un IMUG empobrecido en presupuesto y proyectos? ¿Pretende Libia Denise ser la primera gobernadora de un estado en emergencia en violencia feminicida manteniendo las mismas condiciones marginales de un IMUG y de una titular que no tiene liderazgo político, desde la ley y la praxis, para ser escuchada y atendida por el resto de las titularidades del gabinete? ¿Conviene al proyecto de una mujer progresista, como se ha definido Libia, mantener un IMUG en calidad de una instancia satelital integrante de gabinete ampliado?

En la cuarentena dedicada al diseño de plan de gobierno y selección de integrantes, Libia Denise ¿ha considerado y analizado perfiles para renovar el quehacer institucional de una instancia que urge de ser vista y reposicionada a favor del discurso del tiempo de las mujeres? ¿Se atreverá a ser la primera gobernadora que rompa con la continuidad en la selección de perfiles “de casa” y de pasos propios para colocar a mujeres expertas, que las hay y muchas en Guanajuato? ¿Asumirá el costo de que no sean mujeres panistas y subordinadas a las deficiencias que estarían obligadas a resolver y no a continuar? ¿Valorará en estos días la nueva gobernadora la necesidad de contar con una interlocutora eficiente al frente del IMUG, una titular con trayectoria y legitimidad para ser un puente permanente de atención y contención en un gobierno que ha asegurado será para las mujeres?

Ser la primera gobernadora compromete a Libia con causas que ella ha nombrado e incluso construido. Confiar en su palabra es un primer voto de confianza que no puede ser dogma de fe.


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Iovana Rocha
  • Iovana Rocha
  • Activista insistencialista, feminista de lo cotidiano y aprendiz de la prosa intimista. Escribo sobre las historias de vida de las otras mujeres como un acto de justicia y transgresión.
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