Cultura

Un viaje a Wirikuta lo convirtió en artista

HUMBERTO RIOS

Pero Antonio no se convirtió en un enorme insecto, como relata Kafka sobre su personaje, un viajero que vendía telas; el mexicano, en cambio, encontró su verdadera vocación como artista plástico, además de formalizar un taller con amigos del mismo oficio. Su primera incursión en esta nueva etapa fue en lo que se conoce como arte urbano.

El día que conociste a este desgarbado pintor de piel cobriza, siempre sonriente y amable, pasabas sobre avenida Cuauhtémoc, entre la estación del Metrobús, frente al centro comercial, donde él coloreaba una especie de pokémon en overol, y, luego de una breve charla, le propusiste entrevistarlo para la tele y este espacio. Entonces te propuso hora, lugar y día.

HUMBERTO RIOS

HUMBERTO RIOS

Y aquí está Antonio, en el recodo que forman la esquina del eje vial Lázaro Cárdenas y avenida Hidalgo, a espalda del Palacio de Bellas Artes, mientras bosqueja la figura del niño Diego Rivera, copiada de la parte central de aquel mural que el propio Diego realizó en 1947 y tituló Sueño de una tarde dominical en la alameda central.

HUMBERTO RIOS

Armado de sus gises de colores, Antonio Rocinante, que también firma como Doggy, delinea los contornos del niño Diego, mientras comenta sus inicios después de aquel sueño en el desierto, “justamente en un viaje de conocimiento”, recuerda. “Había escuchado del desierto de Wirikuta, ¿no?, sobre el peyote y todo eso, ¿no?”

—Y te lanzaste.

—Sí, me dio como curiosidad, y la curiosidad me llevó a conocer, pero todo fue como un despertar a una nueva realidad.

—¿Y cómo es por allá?

—Estás en un lugar donde prácticamente no hay nada pero hay todo y hace vibrar tu campo energético, ahora sí que tu cuerpo, y empiezas a decir eso que traías adentro, lo que quieres hacer, y en ese momento fue así: “Cuando regrese voy a dibujar, voy a hacer lo que siempre quise hacer”.

Y tomó cursos de pintura y dibujo.

Algo que le gustaba de niño.

HUMBERTO RIOS

***

Y aquí está quien se firma como Doggy y Antonio Rocinante. Hace arte efímero, también conocido como Madonnari, que practicaban pintores callejeros del siglo XVI en Italia, quienes hacían madonas plazas públicas. Antonio lo hace en diferentes partes de Ciudad de México desde hace cuatro años, luego de regresar de un viaje que cambió su rumbo.

HUMBERTO RIOS

—Y así sucedió el cambio.

—Sí, yo era una persona normal, con diferentes trabajos; inclusive trabajé en un cine. Hasta que un día me levanté, como escribe Kafka, ¿no?, en La metamorfosis, y dije: “Oh, quiero hacer eso, ¿no?”.

Él no se convirtió en insecto, pero sí en pintor callejero, y aunque acepta que ha recibido críticas, la verdad es que esta práctica le ha traído beneficios.

En cuatro años ha elaborado 500 piezas, incluido el Joker, que hizo para esta crónica sobre Eje Central y avenida Hidalgo, donde dibujó al niño Diego y a La catrina de Sueño de una tarde dominical en la alameda central, mural que después del sismo del 85 fue trasladado de un hotel que se derrumbó en avenida Juárez a un museo que lleva su nombre.

HUMBERTO RIOS

HUMBERTO RIOS

El artista callejero se ha movido más en zonas de Jamaica y otras colonias cercanas a la calzada de Tlalpan, Centro Médico, Iztapalapa.

—Y ahora por acá.

—Sí, me he acercado a Centro Histórico, lo que es la alameda, pues quise empezar con Diego, que es una referencia de lo que es el arte, lo que es el muralismo, que es adonde quiero llegar, justamente al muralismo.

HUMBERTO RIOS

Dice que desde niño le ha gustado dibujar, pero se ha dedicaba a otras labores, y fue hace cuatro años cuando comenzó a tomar cursos y con amigos formó un estudio en el que también hacen tatuajes, entre otras actividades relacionadas con las artes gráficas.

El estudio se llama Oink tatoo. “Hacemos varias técnicas: serigrafía, en acuarela, con lápices de colores, en acrílicos, al óleo, dependiendo del lienzo”.

HUMBERTO RIOS

—¿Y qué tal te va?

—Me divierto, hay más interacción con la gente. Pienso que vivo la vida más real a como era antes, que solamente te la pasabas enfrascado en una realidad y en un horario.

—Te ha ido bien, entonces.

—Quiero pensar que sí, mucho mejor, porque gracias a lo que hago en el piso, pude juntar ese dinero para comprar mi máquina de tatuar; mis lápices, mis pinturas, mis pinceles, mis aerosoles; o sea, también tenía mucha curiosidad de pintar en aerosoles.

***

Se podría pensar que las imágenes con aerosol son más difíciles que las realizadas en pastel sobre el piso; para Antonio, sin embargo, es lo contrario.

HUMBERTO RIOS

“Cuando me las empezaron a encargar me sentí súper suelto y siento que la técnica de aerosol es mucho más fácil que la de pasteles y que la de acrílicos”, dice muy seguro. “De hecho, el grafiti se hace con aerosoles porque es la técnica más rápida y fácil”.

—¿Incluido el hiperrealismo?

—Sí; a mi manera de pensar, el hiperrealismo llega a ser un poco aburrido, porque es igualar una imagen, es como relamer algo ya hecho. Me gustaría aportar más un contenido.

—¿Pintura de caballete?

—Sí, justamente.

—Y dejar esto.

—Después, cuando ya tenga mi obra en caballete y bocetos. De hecho, el salto que pienso hacer es anamórficos, que la gente interactúe con el piso…Que la gente reflexione y que se lleve algo de mí.

—¿Por cuál tipo de arte de inclinas?

—Me gusta mucho el barroco, el antiguo, el arte moderno. Quiero la gente interactúe y piense, quiero expresar más.

Algunas personas miran con atención lo que hace el artista y se van; otras pasan sin ver, incluso malhumoradas; en cambio hay jóvenes y gente de edad avanzada que coopera con alguna moneda.

—¿Y qué tal cooperan?

—Pues… sí, hay mucha gente que es noble. Hay de todo: gente empática que sí se detiene, toma la foto y me regala una moneda.

—¿Y qué tanto tardas en hacer un dibujo?

—Depende de la pieza. Las piezas con colores más sólidos, hasta una caricatura, me puedo tardar más, porque estoy rellene y rellene el color, y cuando son piezas como el Joker, que son realismo, hiperrealismo, ya es muy fácil hacerlo, porque solo tengo que ir acomodando las figuras.

Y termina la del niño Diego y La catrina, con las que suman quinientas piezas, todas reunidas en sus redes sociales; una galería en la que, se jacta Antonio Rocinante, ningún dibujo se repite.


HUMBERTO RIOS

HUMBERTO RIOS

HUMBERTO RIOS

Humberto Ríos Navarrete
Google news logo
Síguenos en
Humberto Ríos Navarrete
  • Humberto Ríos Navarrete
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.