Cultura

Presos políticos y reos peligrosos

Eran dos zonas circulares, de cuyos centros se alzaba un torreón de dos niveles, desde los que vigilaban a dos tipos de reclusos en alargadas celdas: en una, más estrecha, los clasificados como peligrosos y los castigados; en la otra, políticos y guerrilleros, recluidos durante los años 60 y 70.

Entre estos últimos estaban algunos participantes y líderes del movimiento estudiantil de 1968, como Heberto Castillo y José Revueltas, quien pidió estar en esa área, donde escribiría algunas de sus obras, como El Apando, y daría clases de marxismo, basado en un "Plan general de estudios".

Las mencionadas zonas, distantes una de la otra, estaban en la llamada Cárcel Preventiva de Lecumberri, edificada a principios del siglo pasado. Estas áreas habían sido concebidas como espacios recreativos para los internos, pero más tarde la saturación carcelaria las convirtió en crujías "especiales".

Lo único que existe ahora en esos espacios son los dos torreones, en medio de un muro circular de 6 metros de altura, 90 centímetros de espesor y circunferencia de 115.50 metros. Las crujías fueron destruidas y solo quedaron las bases, delimitadas con la siembra de pasto. El trazo da una idea de lo angosto que eran las celdas.

Un resumen del Archivo General de la Nación, entregado a este diario, describe: "Cada uno de estos patios contiene 28 compartimientos en forma de trapecios circulares, en los que pueden hallarse a la vez 28 presos sin que tengan comunicación entre sí.

"Partiendo de un torreón circular de 5.20 metros de diámetro exterior, sigue un ambulatorio circular de tres metros de anchura, limitado por un muro de cuatro metros de alto y 40 centímetros de espesor...

"En el segundo piso del torreón hay un corredor volado para la vigilancia. En la parte más ancha de cada compartimiento existía un cobertizo para que el preso disfrutara de sombra o se resguardara en caso de lluvia".

Eran dos cárceles adentro.

Del lado izquierdo de la puerta del primer torreón hay una placa en la que se lee: "Torreón de vigilancia de la penitenciaría de México, ejemplo de la arquitectura carcelaria de finales del siglo XIX. Restaurado gracias al patrocinio de Petróleos Mexicanos. Archivo General de la Nación. Febrero de 2003".

Una placa más está dedicada "a José Revueltas, 1914-1976, escritor, luchador social y pensador vigente, en el centenario de su natalicio. México, DF, 20 de noviembre de 2014".

Y ahí, en las paredes, las imágenes ampliadas de presos políticos y las del propio autor de El Apando, obra que escribió durante su encierro, en las que reflejan a un Revueltas pensativo, a veces acompañado de otros presos políticos; en una más, con su habitual cigarro con boquilla, reclinado en un sillón.

Y esa imagen, quizá tomada desde su celda, él en primer plano, con la mirada dirigida hacia un letrero sobre una manta que cuelga de lo alto del torreón:

"Aquí no se rinde nadie jijos de la..."

***

En un texto de tres cuartillas, atribuido a José Revueltas, quien impartía clases en reclusión, puede leerse: "Plan General de Estudios, Cárcel Preventiva de Lecumberri. Octubre de 1970".

Pertenece a un coleccionista particular, quien se lo facilitó al Archivo General de la Nación para la exposición dedicada a José Revueltas.

Dice el primer párrafo: "El desarrollo de la filosofía y la dialéctica hegelianas en Alemania y Francia a partir de 1830. Bruno Bauer, Arnold Ruge, Ludvig Feuerbach, Carlos Marx, Federico Engels (...)".

"La Joven Alemania, los Jóvenes Hegelianos, el Club de los Doctores (de Berlín). Papel desempeñado en la corriente de los Jóvenes Hegelianos por 'La Vida de Jesús' de David Strauss y 'La Esencia del Cristianismo' de Ludvig Feuerbach. Rescate del contenido radical de la filosofía hegeliana por la izquierda filosófica en Los Cuadernos Halle (1938), dirigidos por Arnold Ruge. Ulteriormente, la lucha de los Jóvenes Hegelianos contra la filosofía de Schelling.

(...)

"Se trata de conducir esta investigación hacia el esclarecimiento de la crisis actual del marxismo en la segunda mitad del siglo XX..."

***

El historiador Alejandro de Ávila Sánchez, del Departamento de Educación del Archivo General de la Nación, explica que en el torreón norte estuvieron algunos presos políticos, como Heberto Castillo, y estudiantes del movimiento del 68, encabezados por José Revueltas, quien, originalmente, al ingresar a Lecumberri, "es llevado, digamos, a una de las áreas especiales, a la VIP, por así llamarlo".

—¿Pero él no quiso estar ahí?

—No, entonces hizo una huelga para que lo trasladarán a esta área, porque aquí estaban todos sus cuates.

—¿Cuáles eran las características de este lugar?

—Pues son celdas, son más amplias que las celdas comunes, pero no tenían un techo, sino una reja que evitaba que te saltaras, que te brincaras al exterior o a la celda de al lado; y tenían un toldo, un techito, porque, como es el panóptico, desde la torre tenían que estar a la vista siempre; a lo mejor no había nadie en la torre, pero en el panóptico siempre se va a sentir vigilado el preso.

—¿Los dejaban reunirse?

—De hecho José Revueltas daba cursos aquí dentro; tenemos su plan de estudios de esa clase. Ya con la reestructuración del edificio quitaron las celdas y nada más dejaron, digamos, la torre y el cascarón exterior de estos torreones. Aquí también estuvieron los guerrilleros de la Liga 23 de Septiembre.

—¿Cuál es la diferencia de la estructura de las crujías de este torreón con la del otro torreón, que era de los criminales más peligrosos?

—Pues prácticamente es la misma, solo que allá son más estrechas porque son más celdas.

Y el otro torreón.

El de los "más peligrosos".

—¿Características?

—El hacinamiento especial para aquellos que ya estaban condenados a muchos años de prisión, prácticamente cadenas perpetuas, que ya no tenían nada que perder. Era, en el orden criminal, el espacio para los más peligrosos.

—¿Nada más?

—Bueno, aquí estaba la famosa crujía N, la de castigo... Por ejemplo, si hacían inspección en las crujías comunes y te encontraban mariguana o algún material prohibido, te mandaban cierto tiempo a estas áreas.

—¿Y qué pasaba?

—Pues además de que sufrías a la intemperie, eras acosado por los presos que ya estaban aquí.

Los torreones pueden ser visitados por quienes lo soliciten. Es un recorrido podrán conocer la historia de estos espacios, distantes uno del otro, donde reposa parte de la memoria documental de México, incluidos los pasajes más oscuros.

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Humberto Ríos Navarrete
  • Humberto Ríos Navarrete
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