Seguramente tienes un sueño o una meta que has externado con pocos o, incluso, aún no has compartido por pena o para no recibir un "¡Ay, no manches! ¿Cómo crees que lo vas a lograr?". Debes ser extremadamente selectivo al elegir un confidente, para evitar risas o comentarios hirientes que solo buscan desalentarte.
La gente limitada te limita, y hay mucha rondando por ahí, a veces hasta en manada.
El miedo a lo desconocido, la inexperiencia en determinado tema, la ignorancia sobre los procesos, la comodidad con lo tradicional, entre cientos de factores más, fomentan comentarios restrictivos o destructivos, incluso de los propios padres y de quienes no comprenden los diversos y nuevos métodos para monetizar el esfuerzo.
El objetivo que tengas en mente es claramente alcanzable si tienes fe en tu capacidad y una fuerte convicción para lograrlo. Esto tiene que venir acompañado de pasión, entrega, empuje, transparencia y constancia, entre muchos otros valores. Nada que valga la pena llegará rápido.
Es importante que visualices tu objetivo, allá arriba; míralo fijamente, no importa lo lejos que esté o lo loco que suene para algunos: tú sabes que puedes lograrlo. Habrá golpes por esquivar, comentarios que ignorar, obstáculos por vencer, personas queridas de las que debas alejarte, provocaciones que tengas que manejar... Y si volteas, ¡pierdes! Pierdes energía, tiempo, ganas; puedes decir palabras que afecten tu imagen, o dar argumentos para crear víctimas. Puedes perder sin haber participado aún.
Enfócate en la gente que te quiere, en la que cree en ti, a quien le interesa que solidifiques tus sueños.. ¡y deja a un lado al resto!
¿A qué sabe el huevo?
HumbertoGándara.com