Me encanta platicar con gente a la que le gusta leer, que conoce cientos de libros, autores y capítulos de enseñanza verdadera. Regularmente esos lectores tienen el don de compartir tips de vida aprendidos en las páginas y procesados en su mente para que los incluyas en la tuya.
Yo, sin leer tanto como ellos, procuro plasmar esas pláticas repletas de conocimiento y anécdotas en estas columnas.
Así, platicando de la vorágine que puede causar la conjunción de requerimientos inmediatos cuando cumples una función que requiere exactitud, inmediatez, precisión, profesionalismo y dedicación (y demás valores que exija tu puesto), me comentó una sabia compañía sobre un consejo de alguien al que ella admiraba: el recientemente fallecido chef Anthony Bourdain.
“Él era mi ídolo. Leí todos sus libros, y en uno explica su estrategia para realizar mil platillos en dos horas. Sabía de la complejidad del tema y cada vez que recibía una comanda lo echaba a la parrilla”.
Divertidamente, fue poniendo ejemplos de cómo adaptar esto a mi vida diaria. “Si te piden una información, apunta el pendiente; si tienes una duda, ve saludando por Whats a la persona a quien le vas a preguntar; si tienes que estar puntual en algún lugar, pon tu alarma quince minutos antes, por si se te pasa. Debes hacer algo que genere un antecedente, como si pusieras a cocer un trozo de carne: ya en la parrilla, sabes que se lo debes dar a alguien para que se lo coma”.
Mejoró mi vida profesional esa lección. Además, compré una parrilla más grande.
HumbertoGandara.com