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El déficit de los buenos empleos

  • Economía empática
  • El déficit de los buenos empleos
  • Héctor Farina Ojeda

La recuperación de las economías latinoamericanas luego de la pandemia de covid 19 se enfrenta al problema del crecimiento insuficiente, lo cual impacta directamente en uno de los grandes conflictos no resueltos: la calidad de los empleos. De acuerdo con los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la región tendrá un crecimiento de apenas 0.8 por ciento promedio en la década contemplada entre 2014 y 2024. Esto significa un crecimiento inferior al que se tuvo en los años 80 cuando se hablaba de la década pérdida.

En este sentido, el secretario ejecutivo de la Cepal, Juan Manual Salazar, fue claro al destacar que este crecimiento escaso puede significar un aumento del trabajo informal, la pobreza y la desigualdad. Para una región que tiene más de 201 millones de personas en condición de pobreza, que hace gala de trabajos informales, precarios y mal pagados, y que se erige como el subcontinente más desigual del mundo, los pronósticos no son nada alentadores ni para la coyuntura ni mucho menos para revertir los grandes males que aquejan a millones de latinoamericanos.

Pese a los impulsos importantes que se dan en Brasil y México, cuyas economías son las más favorecidas en 2023, la tendencia latinoamericana es a la desaceleración. Y esto significa, en el fondo, una imposibilidad de reducir los niveles de informalidad laboral que alcanzan a la mitad de los trabajadores, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La informalidad de los empleos equivale a decir que aunque los trabajadores tengan una ocupación, no cuentan con prestaciones, seguridad social ni certezas de que seguirán en el mismo empleo o al menos les pagarán con regularidad.

Ante este panorama, una de las grandes preguntas es cómo hacer para que vuelvan los empleos de calidad, los que pagan bien, los que ofrecen condiciones de seguridad y certeza, además de que permiten una mejoría real en el campo profesional y una mejor calidad de vida. Hay una relación directa entre los buenos empleos y la movilidad social, es decir que cuando la gente puede trabajar bien y ganar lo justo tiene posibilidades de salir de la pobreza y de ir mejorando su situación de vida.

Si pensamos en empleos de calidad debemos pensar en el futuro, en los empleos del futuro y sus demandas, en la educación que necesitamos y en las competencias y habilidades que nos permitirán posicionarnos en un mercado laboral cambiante. Hay que reinventar los motores internos de la economía para lograr crecimientos más importantes y estables, así como hay que crear las condiciones para que esto sea aprovechado en la generación de trabajo formal y de calidad. En ambos casos, para impulsar el crecimiento y para fomentar buenos empleos, el factor educativo es fundamental.

Los empleos del futuro, la economía del futuro, las competencias del futuro y los grandes retos que heredamos del pasado, como la pobreza y la desigualdad, dependen de la educación y del conocimiento adquirido y aplicado.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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