El juicio político contra Donald Trump está en curso, a pesar de la resistencia de la mayoría de los republicanos, quienes abogaban por que no se llevara a cabo. Al final de muchas discusiones, la cámara alta decidió por votación que el juicio sí es constitucional, independientemente de que el acusado ya no esté en la presidencia. Sabemos, sin embargo, que los votos no alcanzarán para declarar culpable a Trump, porque se requieren dos terceras partes de los senadores, y no parece que 17 republicanos vayan a atreverse a enfrentarlo.
¿Hay motivos para declararlo culpable? Recordemos que un juicio de impeachment no es lo mismo que un juicio normal para cualquier ciudadano. Las leyes norteamericanas establecen que para que un presidente sea declarado “culpable” y por tanto se le remueva de su puesto o, en este caso, se le niegue la posibilidad de volver al mismo, no es necesaria una acción estrictamente ilegal. Podría ser que los dichos y acciones del ex presidente constituyan un crimen o no, eso lo determinarán en su momento los jueces. Pero para ser declarado culpable por el Senado, los estándares son diferentes. Si un presidente pone en peligro al país, es juzgado debido al puesto de poder y a la gran responsabilidad que tiene, aunque por acciones similares no haya ninguna consecuencia para un ciudadano común. En ese sentido, el alebrestar a sus seguidores, el proseguir con una mentira de manera tóxica y peligrosa, el intentar cambiar las reglas del juego democrático, por supuesto que podrían considerarse como ofensas suficientes para retirarle la posibilidad de volver a contender por la presidencia.
Apunte spiritualis. Muchos senadores republicanos lo saben, y seguramente en el fondo preferirían no tener que lidiar con Trump en su partido nunca más. Pero le tienen miedo. Saben de lo que es capaz y que su estilo mafioso de responder puede derrumbar las aspiraciones políticas de cualquiera, y por tanto votarán para exonerarlo. Y habrá Trump para rato.