La palabra dictadura se usa poco para caracterizar el proyecto de la llamada cuarta transformación. Suena muy fuerte, parece una exageración o un arcaísmo.
Quizá porque está asociada a la idea de dictadura militar a la latinoamericana, con golpe de Estado, tanques en las calles, persecución y asesinato de opositores, centros de tortura y desapariciones clandestinas del ejército.
La dictadura política no necesita ser militar ni sanguinaria. Basta con que destruya las libertades públicas, ahogue la pluralidad, la división de poderes, la competencia democrática, los derechos de las minorías, las garantías ciudadanas.
Dictatorial, stricto sensu, fue la retractación pública a que el presidente del Senado, Fernández Noroña, obligó a un ciudadano que lo desafió verbalmente en un aeropuerto.
Fernández Noroña actuó dictatorialmente: echó mano de su poder contra el ciudadano que acusaba, inventándole un delito en la Fiscalía, poniéndolo en la inminencia de ir a la cárcel si no se sometía a la humillación de disculparse en público, desde la tribuna del Senado.
Dictatorial es la colusión de poderes para imponer silencio y sanciones a periodistas y a gente que se expresa en las redes, para que retiren sus dichos y pidan perdón público durante treinta días.
La historia nos ha demostrado en estos primeros años del siglo XXI que no hacen falta tanques para instalar gobiernos dictatoriales en el mundo.
Los gobiernos dictatoriales llegan al poder como llegó Morena, usando los votos de una ciudadanía descontenta, a la que luego traicionan y someten, cambiando las leyes para destruir las garantías democráticas que les permitieron a ellos mismos llegar al poder.
Luego de usar la escalera de la democracia, dice Lorenzo Córdova, destruyen la escalera.
Es la historia de México desde el año 2018.
No es una vuelta a la dictablanda tipo PRI. Difiero en esto de Agustín Basave. Lo que germina en México es un régimen político peor que el PRI: una dictadura constitucionalizada, legal, en la que no hay que burlar las leyes para tiranizar a los ciudadanos. La tiranía está inscrita en las leyes.
No es una dictablanda a la PRI, es una dictadura a la Morena.
Peor que el PRI.