Política

No es un monstruo, es un feminicida

Calificar a los hombres que asesinan a mujeres como “monstruos” ha sido común en los medios de comunicación. Los medios, como normalizadores de la violencia en contra de las mujeres, han hecho populares numerosos sobrenombres que han infiltrado en la sociedad. En lugar de llamarles como lo que son, feminicidas, insisten en calificarles de otra manera, de formas como: “el psicópata de Tecámac", "el monstruo de Toluca", "el sádico del Charquito", “el doctor Muerte" y “el caníbal de Atizapán”, entre muchos otros.

Y así, las noticias sobre las violencias contra las mujeres corren de boca en boca, banalizadas. Los feminicidios se convierten en burdos chismes que extienden el apodo del feminicida, centrando su atención en él, creando un mito alrededor de su figura, deshumanizándolo y desvinculándolo de la sociedad. Los apodos sitúan a los criminales a un nivel ajeno a lo cotidiano, colocándolos como una “anomalía” en la sociedad, cuando en realidad forman parte de un sistema misógino y machista.

México es uno de los países más violentos en contra de las mujeres, es decir, tenemos uno de los índices más altos de agresiones de hombres en contra de mujeres. Y esta realidad se minimiza cuando a los feminicidas se les individualiza con esos motes porque, además, cuenta una historia que aísla un fenómeno que no es particular, sino sistémico.

Cuando los medios de comunicación y las fiscalías difunden –ilegalmente-- información de los crímenes contribuyen a crear historias que revictimizan a las mujeres y a sus familiares; estos relatos convierten en anécdota crímenes atroces porque “filtraron” detalles de los feminicidios alimentando el morbo de la sociedad.

Los apodos de los hombres feminicidas no son inofensivos, muy al contrario, consiguen que no se comprenda la gravedad de la pandemia en contra de las mujeres y las niñas. Aleja también la exigencia que podría hacer la sociedad a los gobiernos para erradicar la violencia, porque las mujeres hoy no gozan de dos derechos esenciales: el derecho a la vida y a una vida libre de violencia.

El lenguaje construye realidades, por ello es esencial que cuestionemos cómo los medios y gobiernos califican a los feminicidas y no compartamos contenidos sensacionalistas, pues con ello somos parte del problema.

También es esencial cuestionarnos sobre nuestras ideas preconcebidas acerca de la violencia de género, informarnos y tomar responsabilidad para hacer lo que nos toca en eliminarla.


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Haidé Serrano
  • Haidé Serrano
  • Maestra en Género, Derecho y Proceso Penal y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Consejera del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias de Quintana Roo.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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