¿Qué es ser heroico en estos días? Independientemente de aquellos que salvan al mundo de amenazas potencialmente destructivas, hay otra categoría: héroes comunes, que no usan capas y no tienen superpoderes. Es el caso de Katharine Gun, personaje real que Keira Knightley interpreta en “Secretos de Estado”.
Traductora de una agencia de inteligencia británica, intenta detener la guerra de Irak emitiendo un correo electrónico que demostraba que Estados Unidos y el Reino Unido presionaron a diferentes naciones para que votaran a favor de la invasión de 2003.La película de Gavin Hood subraya la presión interna que Gun sintió antes y durante el complicado proceso que enfrentó, así como la fuerte represión del gobierno británico después del documento que se filtró, que luego informó TheObserver.
Incluso antes de leer la información secreta, la protagonista ya muestra una gran desaprobación de las políticas que ocurrieron poco antes de la guerra. Al tener acceso a tanta información, le grita a la televisión cuando escucha que los representantes dicen mentiras y discute con su esposo al respecto. El personaje que interpreta Keira está extremadamente bien delineado en su integridad y opinión, lo que hace que todas sus actitudes se entiendan.
Al dividir bien los ángulos de la misma historia, la característica puede ser fluida sin volverse demasiado didáctica o anticuada. Los dramas, tanto la protagonista como su esposo, los periodistas y los defensores, están diseñados como ficción, lo que evita que se convierta en una transcripción fiel de un episodio real que ha impactado a la sociedad. Al igual que el cine, la película funciona al aprovechar su elenco para interconectar cada situación y obstáculo por el que todos pasan, como si la narración fuera un gran mosaico de información y reacciones brutales.
Como un trabajo que aborda los hechos, éste es un retrato sorprendente de cómo la política es realmente entregada por aquellos que tienen la última palabra. Al pasear por temas como la inmigración, las presiones indirectas del gobierno y la interminable cuestión de patriotismo contra traición y principios que permanecen intactos incluso ante la adversidad, la cinta muestra que ciertos actos de altruismo y grandeza se vuelven aún más extraordinarios cuando se originan de un individuo.
Katharine Gun pensó poco de sí misma cuando reveló el documento a la prensa. Ella representaba a las personas en el verdadero sentido de la palabra y fue juzgada por ello.