Política

Malos hombres contra país destrozado

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El debate político de las últimas semanas en torno a la 4T tiene una estructura relativamente simple que se repetirá, sin remedio, hasta las elecciones de junio de 2021, porque el presidente López Obrador adelantó la campaña electoral.

La razón atrás de esa decisión parece ser muy clara: a un año y medio de iniciada su gestión, la realidad dista mucho del cielo prometido por la 4T; es más, se parece a un infierno que el país no había vivido en por lo menos un siglo. Comenzar una campaña electoral con un año de anticipación significa reconocer de facto lo que AMLO nunca acepta en las mañaneras: que el país va muy mal y por más que trata de ocultarlo con evasivas, mentiras, otros datos y frasecitas de esperanza hueca, pues sabe que no le alcanzan para contrarrestar el desencanto y el malestar social que se va acumulando por decisiones equivocadas, omisiones y resultados en extremo negativos.

Es cierto que las crisis sanitaria y económica han trastocado los planes de gobierno de todo el planeta y que han provocado daños considerables más allá de las voluntades gubernamentales. Sin embargo, en el caso de México el deterioro previo tanto de la economía (AMLO ya la había desacelerado seis trimestres seguidos) como del sistema de salud (la desaparición del Seguro Popular, el desabasto previo de medicamentos; el Insabi sin reglas de operación) y la pandemia y la parálisis del aparato productivo se potenciaron mutuamente.

Con estos acontecimientos el debate que estamos presenciando es el obvio. Por el lado de los opositores, las críticas toman en cuenta dos tipos de argumentos. El primero son los resultados malos por todos lados. En economía, caída del PIB de dos dígitos; desempleo formal cercano a los dos millones y el informal de varios millones más; por lo menos doce millones de mexicanos más en la miseria. En cuanto a la salud, México ya está en tercer lugar en número de muertos y persiste la incertidumbre y la confusión sobre la fecha de salida de la pandemia. A eso se añade, la persistencia de la crisis de seguridad, manifestada en las elevadas tasas de homicidios y feminicidios. El segundo tipo de argumento en contra de la 4T es el deterioro de las instituciones: el control de varios organismos autónomos (CNDH, CRE); la administración pública atrofiada y debilitada por la austeridad excesiva; la polarización social y política alimentada desde la presidencia; poco respeto al Estado de derecho por parte del Ejecutivo, etc.

La respuesta presidencial a este listado de críticas —todas perfectamente fundadas en hechos y en datos oficiales— es doble. Primero, evadir cualquier debate sobre los hechos y datos de la tragedia sanitaria, económica y de seguridad o de las políticas para enfrentarlas y, segundo, recurrir, inventar y exhibir la maldad de los hombres del PRIAN. La corrupción de Lozoya y asociados importa no porque vaya a haber juicios ejemplares a la red de corruptos, sino para generar un tribunal del pueblo que esté pendiente de las escandalosas declaraciones del ex director de Pemex. Hasta el momento la fiscalía de Nueva York no ha presentado ninguna prueba seria contra García Luna, pero ya fue juzgado por AMLO y convertido en símbolo de la podredumbre. La mañanera junto al avión presidencial para recordarnos los lujos de Peña Nieto y de Calderón. Así las cosas. Un país destrozado y sin instituciones contra el miedo a la maldad de los neoliberales.

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Guillermo Valdés Castellanos
  • Guillermo Valdés Castellanos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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