El dinero pone un límite infranqueable a las mentiras de los políticos. Podrán prometer y presumir las cifras de lo que quieran, pero cada año la presentación del presupuesto y, sobre todo, el informe sobre cuánto y cómo se ejerció introducen un elemento de realidad que no pueden evadir. Pueden exagerar al presentar el presupuesto (como es el caso del de 2021), pero se corrigen cuando Hacienda informa sobre el ejercicio real de las finanzas públicas, los cuales tienen que ser ciertos y verificables a nivel internacional. Si se descubren falsedades, los costos para el país con sus acreedores, socios comerciales e inversionistas extranjeros son elevadísimos: la pérdida de la confianza, el no acceso a créditos o a tasas elevadísimas. Ningún país se puede dar el lujo de mentir en esos informes.
Tomando en cuenta lo anterior, he aquí algunas de las mentiras presidenciales que han sido desmentidas por la SHCP. Primera. Que su gobierno es austero. Falso. Según el reporte de las finanzas públicas a junio de este año, el gobierno había gastado 4.4 por ciento más que en el mismo periodo de 2019. Hay reducciones drásticas en muchas secretarías y dependencias (las cuales ya no prestan servicios adecuados a la población), pero han sido para gastar más en otros rubros, destacadamente para financiar las pérdidas de Pemex y financiar sus programas sociales prioritarios y sus obras faraónicas e inútiles.
Como los ingresos del gobierno han caído este año casi 4 por ciento, hay un faltante enorme para cubrir el exceso de gasto. ¿De dónde ha salido ese dinero? De nueva deuda. López Obrador ha mentido al afirmar que su gobierno no ha endeudado más al país. En diciembre de 2019, la deuda externa era de 204 mil millones de dólares (mmdd); en julio de este año, sumaba 219 mmdd, 15 mil millones de dólares extras, más de 300 mil millones de pesos.
Y un dato realmente sorprendente y hasta criminal. Entre enero y junio de este año, el sector salud (que incluye al IMSS y al Issste) había ejercido, 249 mil mdp, 1.7 por ciento menos que en el mismo periodo de 2019 y la Secretaría de Salud (donde se maneja el Insabi) había gastado 57 mil mdp, 8.6 por ciento menos que el año anterior. ¡En el año de la pandemia con la gente muriéndose en sus casas y en los hospitales por el covid-19 y el gasto en salud reduciéndose!
El presupuesto de los programas sociales que maneja la nueva Secretaría del Bienestar tuvo un incremento considerable en 2019, primer año de AMLO, comparado con el último de Peña Nieto, pues pasó de 116 mil millones de pesos (mmdp) a 161 mmdp y en 2020 está considerado un gasto de 188 mmdp. Con ese presupuesto, más 80 mmdp de la SEP para las becas de estudiantes de primaria hasta licenciatura, se beneficiaron en 2019, según el primer informe de gobierno, 17.5 millones de mexicanos (14 por ciento de la población total del país) y este año, también de acuerdo con el segundo informe de gobierno, a 23.5 millones (18 por ciento de la población).
Por tanto, la afirmación de AMLO de que su gobierno está apoyando a 70 por ciento de la población (90 millones de mexicanos) con motivo de la pandemia, es una mentira que no tiene ningún sustento. Y para el próximo año, con 10 millones más de pobres según Coneval, el presupuesto de la Secretaría del Bienestar solo se incrementará de 188 mil a 190 mil mdp. Qué bueno que se incrementó el gasto social, pero no hay manera de apoyar a 70 por ciento de los mexicanos con ese presupuesto. Que no nos cuenten cuentos.