Política

¿Es inútil la crítica?

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Platicando hace unos días con un buen e inteligente amigo, me decía que comenzaba a notar en mis textos, y también en los de otros analistas de la 4T, un cierto grado de repetición y pesimismo. Creo que tiene razón, al menos en mi caso. Si uno revisa los artículos de los críticos del Presidente y de las políticas de su gobierno, es impresionante la cantidad y diversidad de opiniones contrarias, fundadas en argumentos sólidos al desempeño de Andrés Manuel López Obrador y a las consecuencias de sus decisiones (no tomo en cuenta las que son descalificaciones basadas en puros adjetivos).

Si se trata del estilo personal de gobierno, las críticas coinciden en demostrar que AMLO ha resucitado el presidencialismo, es decir, la concentración del poder en el Ejecutivo federal por la vía del debilitamiento o control de los contrapesos institucionales (órganos autónomos, los poderes Legislativo y Judicial, los gobiernos estatales); la modificación de leyes que le otorgan más poder (sobre todo del uso discrecional y arbitrario de la procuración de justicia y otros instrumentos como la inteligencia financiera, el embargo de bienes, el uso discrecional de los ahorros presupuestales, etcétera); y la utilización excesiva de una comunicación que polariza a la sociedad y lanza a sus fieles a amedrentar a quienes no piensan como él. Lorenzo Córdova es el último ejemplo. “Vamos por ti”, le advierten con descaro. Autoritarismo puro y duro.

Las críticas al Presidente han destacado la ignorancia que tiene de muchos temas y problemas; el uso excesivo de mentiras, medias verdades y “otros datos” en sus discursos mañaneros; su negativa rotunda a argumentar y defenderse racionalmente de las críticas, y en vez de ello, abusar de las descalificaciones gratuitas de quienes no comulgan con su proyecto; su propensión a la prédica moral y religiosa, a la exhibición de su pretendida superioridad ética, y a culpabilizar a Felipe Calderón y a los conservadores de todos los males del país, cuando lo propio de un mandatario es apegarse y defender el estado de derecho, el laicismo y asumir con entereza sus responsabilidades.

En lo que respecta a las políticas, las críticas son igual de duras y razonadas: la primera caída del PIB en 10 años provocada por decisiones presidenciales que acabaron con la confianza de los actores económicos; el desastre en el sector energético; la incapacidad para atender la crisis de violencia e inseguridad con abrazos, junto con haber institucionalizado la militarización de la seguridad pública (guardia militar que no civil) y retrocesos presupuestales en materia de procuración de justicia que contradicen su “prioridad” de atender a las víctimas; la crisis del sistema de salud y el criminal desabasto de medicinas por la ineptitud del nuevo sistema de compras y la improvisación del Insabi, condimentada con la demagogia incumplible de la gratuidad universal de todos los servicios de salud. Una política social cuyo objetivo es la construcción de clientelas político-electorales y no la reducción de la pobreza ni de las desigualdades, que de paso ataca la construcción de ciudadanías responsables y comprometidas con el desarrollo.

Frente a todo esto, ¿cómo no repetirse y no estar pesimista? Pues para completar el cuadro debe añadirse la terquedad y cerrazón de Andrés Manuel López Obrador: cero autocrítica, cero diálogo, cero capacidad de corrección. La pregunta que me atosiga porque no encuentro respuesta es: ¿para qué sirve la crítica? Habrá que volver al tema.

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Guillermo Valdés Castellanos
  • Guillermo Valdés Castellanos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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