Política

Aprobación y mundo feliz

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

Los datos son abrumadores por todos lados. Si se trata de la economía, aterra el derrumbe del PIB con miles de empresas quebradas y millones de desempleados; si volteamos a la pandemia, el número de fallecidos por el covid-19 es catastrófico en los términos del mismo López-Gatell; homicidios, masacres, linchamientos y feminicidios al alza desde hace tanto tiempo que ya los normalizamos. Si se investiga el funcionamiento de la administración pública, los datos y anécdotas de las omisiones, errores, ineptitudes y la parálisis de muchas áreas y programas por la austeridad, son de no creerse.

Por eso me parece que, hasta el momento, le ha salido muy barato al presidente López Obrador que su nivel de aprobación esté en 45% y la desaprobación en 47%, según la última encuesta de GEA-ISA, que se levantó en los domicilios de una muestra de mil ciudadanos entre el 5 y 8 de septiembre pasados. Queda para la investigación y la discusión las razones por las cuales, en contraste con un país que se deteriora a pasos agigantados, se mantiene ese nivel de aprobación: ¿la presencia abrumadora y diaria de su figura pública ante un desierto de otros liderazgos, el recuerdo ominoso de la administración Peña Nieto, la apropiación y personalización de la política social, es decir, añadirle el nombre de AMLO a los apoyos donados a varios millones de mexicanos mes con mes?

La que parece más clara es la razón principal de la caída: el impacto de la crisis económica en las familias. Dos terceras partes de los entrevistados (65%) aseguran que su ingreso ha disminuido mucho por la pandemia y la recesión. Las expectativas hacia el futuro no son buenas y la mayor parte de ciudadanos ha perdido las esperanzas de que sus familias mejoren su economía al final del sexenio. Pues 73% de quienes así lo perciben desaprueban la labor presidencial. Así, no hay nada de raro en que la crisis económica desplome la popularidad de un presidente. Lo hizo con Zedillo en 1995, con Fox en 2001, con Calderón en 2009 y ahora con AMLO. Pero habría otras razones detrás de la pérdida de respaldo social, como el descontento creciente con la manera como el presidente ha manejado la pandemia, ya que 60% de los ciudadanos la desaprueba contra 40% que la aprueba.

La mayor parte de la población tampoco está contenta con el manejo de la corrupción, ni siquiera con el caso Lozoya: 46% está en desacuerdo con el eventual acuerdo de la FGR con Lozoya para que éste no pise la cárcel; 40% sí está de acuerdo; 72% opina que la entrega de dinero a Pío López Obrador no fue un apoyo a Morena, sino un acto de corrupción y 46% opina que la exhibición de videos y de la denuncia de Lozoya la hizo AMLO con fines electorales, contra 39% que piensa que fue para castigar a los corruptos.

Ya sea ante los datos duros de la realidad o ante el creciente rechazo social que expresan las encuestas, lo realmente inexplicable es la negación sostenida, día con día, por parte del presidente López Obrador de la grave realidad del país. Ningún hecho, ninguna evidencia, menos alguna crítica, lo saca de su mundo feliz, ese en el que se puede reír de las masacres, mentir sin recato y estigmatizar y anatemizar a sus adversarios. La pregunta es si se trata de un cinismo cada vez más cínico o de una respuesta sicológica rara para autoengañarse y/o crear realidades paralelas ante el fracaso en que se está convirtiendo su sueño de grandeza, la 4T.

Google news logo
Síguenos en
Guillermo Valdés Castellanos
  • Guillermo Valdés Castellanos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.