Política

Ya empiezan a jugar con fuego

  • Entre pares
  • Ya empiezan a jugar con fuego
  • Guillermo Colín

De la fantasiosa simbología verbal sobre un inminente golpe de Estado en México, se transita, al menos en los ánimos declarados de la extrema derecha, a la probabilidad del hecho en sí mismo.

Por más absoluta que sea la falta de condiciones objetivas para un suceso de esa naturaleza, en la realidad subjetiva, el pensamiento colectivo admite la posibilidad de una profecía que podría autocumplirse. No hay cordura ni raciocinio que valga; y a ratos es como si la sociedad mexicana estuviera más empeñada en la autoinmolación solo por la incontinencia psicosocial que acaba por enfermar a todos del funesto vaticinio.

Y si no, ¿de dónde surgen aquellas azafatas de hace unos meses? Una de ellas imaginaba bombardear a la multitud en la Plaza de la Constitución el 16 de septiembre; y la otra soñaba con un francotirador que diera cuenta de AMLO. La desmesura es más inconcebible si uno se pregunta: ¿qué daño padecieron estas pequeñas burguesas (en todo el sentido de la palabra) para resentir así a la 4T del presidente López Obrador? Podría entenderse en clave de insania y desde el odio político que la llamarada proviniera de un psicótico social como muchos miran a Gilberto Lozano, pero… ¿de clasemedieras como ellas? ¿Azafatas de peluche, chocolates y bombones, que se tiran a matar por el apocalipsis que les platicaron?

Ése es justo el derrotero propiciado por la ignorancia. Que lo abominable, lo imposible, devenga en una pesadilla colectiva por y para ciudadanos que, en la paradoja, durante los últimos cuarenta o cincuenta años se mantuvieron civilizados más allá de la tiranía prianista que padecían, y sin embargo, se dieron a sí mismos una paz social relativamente envidiable (amenazada solo por el crimen organizado).

Y de pronto en 2018 gana en elecciones democráticas y pacíficas una abrumadora mayoría que vota por un candidato oferente de lo que muchos pedían: fin a la corrupción y a la impunidad, cambio a un modelo económico no expoliador. Pero justo eso mismo es lo que ahora rechaza un segmento de sociedad enconada por la derecha. Volver el mensaje de la esperanza en contra de sí misma.

Sectores de la sociedad mexicana son inducidos a intoxicarse políticamente con virulencias odiosas que desgastan su convivencia solidaria. Y por nada. Pues en rigor: ¿qué han resentido en menos de un año del nuevo régimen los que echan espuma de improperios por la boca? ¿Qué padecimientos indecibles los llevan en menos de un año, a atentar contra los sueños de futuro de sus hijos? La insania política que corroe a las redes sociales es de tal modo repulsiva que apenas se puede pensar que sean mexicanos de todos los estratos quienes propalan esa retórica de franca subversión: “Miedo es poner tu vida en manos de un payaso. Terror es poner a México en manos de otro”, propaga como fuego en yesca el video terrorista con la foto de AMLO al fondo. Ya circula el libelo que desde la ortografía delata a sus autores: “Cómo engañar a 30 millones De (sic) estúpidos”.

El motín puede provenir incluso desde esferas oficiales. Así, el gobernador panista de Querétaro declara virtual golpe institucional y no acatará recomendación que le haga la CNDH. Lo siguen todos los alcaldes panistas del país. Por doquier, en lo público y en lo privado, sobran señales de deterioro social como campo de cultivo de asonadas. En núcleos familiares, cada vez más frecuentes, la tragedia y el horror son palpables. Un padre de 25 años asesina a patadas a su hija de cuatro meses. Otro viola a sus dos hijos menores y uno de ellos lo mata a balazos.

En el clímax fascista, Gilberto Lozano, el AMLOfóbico, lleva al ridículo a la ultraderecha: solicita un golpe de Estado por Oficialía de Partes ante la Secretaría de la Defensa Nacional. Con un piquete desangelado de simpatizantes que juntos no suman ni diez se apersonan en la 7a. Zona Militar en NL para que les sellen el oficio que probablemente sea el primero en su género, en todo el mundo. Golpe de Estado a la carta, estado de excepción a solicitud por escrito de un fulano. En el hazmerreír total solo restaría que generales del Ejército mexicano atendieran la solicitud y decretaran toque de queda.

El rumor de una alianza entre los activistas Sicilia-LeBarón-Lozano sube las apuestas. Redes ociosas y febriles se encargan del resto: “me dijeron que les dijo” que iban a dinamitar el Palacio Nacional. De ahí se pasa a la narrativa de una Policía Federal rebelde y posible perpetradora de una violencia potencial aún no desarticulada, que tiene explosivos, francotiradores, y hasta expertos en guerrilla urbana. Por lo pronto se atiza el fuego del intervencionismo. Los LeBarón anuncian que viajarán en caravana a Washington a pedir el apoyo de Trump.

Algunos creen que tragedias políticas del siglo antepasado pudieran actualizarse hoy en día. Por lo pronto se crea una atmósfera de psicosis amplificada por las redes sociales. Que hoy en día su pasatiempo interesado es fungir de Casandras.

gcolin@mail.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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