Gil está de plácemes, la actriz y productora mexicana Salma Hayek fue uno de los relevos que llevó la antorcha olímpica de París 2024 a su paso por el Palacio de Versalles. ¿No es este importante acto digno de orgullo nacional? Usted diga y no sea roñoso. El nombre de México puesto en lo más alto. En materia de administración del deporte no nos va tan bien como quisiéramos, aunque los conocedores afirman que México traerá de París no bebés sino unas cinco o seis medallas, aunque ninguna brillará como el oro.
Gamés, mucho más pesimista, considera que los cuartos lugares en algunas competiciones serán lo mejor que nuestros deportistas traerán en la maleta con algunas compras comme il faut. No, que las hazañas deportivas, que México ha ganado medallas en las Olimpiadas pasadas. La verdad es que en Londres, México obtuvo ocho medallas; en Río, cinco, y en Tokio, cuatro. ¿En qué ha mejorado el deporte nacional como para ganar más de cuatro? En nada. La Conade y el Comité Olímpico Mexicano juran a pie juntillas que las expectativas son tremendas, el mejor ciclo olímpico en cuarenta años.
Gil, experto secreto en deportes olímpicos, sabe que todas las posibilidades mexicanas para obtener medalla se concentran en clavados, tiro con arco, taekwondo y paremos de contar, lo demás son sueños: gimnasia, marcha, pentatlón. Ahora mal sin bien: ganarle el oro a los chinos en clavados es de momento imposible; traer el oro en arco, muy difícil, y en una de esas, encomendados al señor de Chalma y en una tarde de inspiración en taekwondo, brillará el oro.
Hagan caso a Gil por una vez y no sufrirán el golpe de la frustración en sus corazones. Gil se compromete en esta página del fondo a cotejar resultados.
Ana Gabriela
Ahora mal sin bien, como todo mundo sabe, la administración del deporte en México ha sido un desastre bajo la dirección de Ana Guevara: retiró becas al por mayor, infamó a las nadadoras sincronizadas y soportó la denuncia de la Auditoría Superior de la Federación ante la Fiscalía General de la República por supuestas irregularidades en el ejercicio del Presupuesto de Egresos de la Federación de 2020, que podrían sumar 279.6 millones de pesos; la ex velocista dijo que concluirá con finanzas sanas. Así lo informa Animal Político. Guevara se defendió con argumentos de hierro forjado: “Intentaron un descarrilamiento de mi administración, pero nos fortalecieron más. Vamos a concluir con las finanzas sanas, sin números rojos y situaciones que generen suspicacias. La prueba más clara de que se han hecho bien las cosas es que después de más de 40 auditorías no se ha encontrado nada fuera de la ley”. La extraordinaria ex velocista aprendió rápido las leyes de gravedad de la cuatroté.
Elogio en boca ajena es nada, en la propia es vituperio. Oigan a madame Guevara: “Creo que la administración ha sido muy positiva, es una administración que ha apoyado mucho al deporte; logramos rescatar muchas disciplinas deportivas y hoy por eso llega el equipo mucho más consolidado, un equipo mucho más maduro”. Y vámonos a París que tenemos muchas cosas importantes qué hacer, como por ejemplo ver fracasar a todos los atletas a los que no les dio apoyo. La funcionaria dijo que los buenos resultados de México ahora dependen de los atletas, pues la institución ofreció acompañamiento, cuidado y guía. Bueno, pero qué cinismo. La ex velocista dice que existe la posibilidad de que México rompa su récord histórico en cuanto a la obtención de medallas. Gil, al pendiente.
Inflación
La tía Eduviges tiene un carácter de cuidado. Gamés encontró este recado manuscrito en su escritorio de finas maderas: “Sobrino: sigue hablando de cosas muy importantes. Nomás te digo esto: fui al mercado y encontré estos aumentos de precios: jitomate (27.97%), cebolla (16.72%), chayote (13.41%), aguacate (10%). Sigue, no dejes, y sobre todo no vayas al mercado”. La tía Eduviges estudió cuatro semestres de economía, no vayan a creer; luego, decepcionada de la economía, se dedicó a otras actividades.
Todo es muy raro, caracho, como diría Francisco Umbral: “El deporte es una estilización de la guerra”.
Gil s’en va