Política

El ahuehuete ha muerto

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Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil lo leyó en su periódico El País en una nota de Karina Suárez: “Del ahuehuete del Paseo de la Reforma no queda ni la sombra. Donde hubo un follaje, ahora se puede observar un tronco de 12 metros de altura y un puñado de ramas peladas. Aunque las autoridades capitalinas aseguran que esta apariencia decrépita es normal y sólo es cuestión de tiempo para que recobre su follaje, el especialista Saúl Alcántara afirma que cualquier intento por salvar al ejemplar ya es causa perdida: ‘El ahuehuete del Paseo de la Reforma está muerto, jamás va a revivir’, sentencia este experto sobre el árbol que llegó a repoblar la antigua glorieta de la Palma”. 

Gil puede jurar que la jefa de Gobierno y precandidata de Morena a la Presidencia, más lo segundo que lo primero, defenderá a las ramas secas diciendo  que las declaraciones del experto en conservación de jardines de la Universidad Autónoma Metropolitana son mentiras de los adversarios. Y si persiste en su muerte, Claudia Sheinbaum culpará a los medios de comunicación. Lo asesinaron con sus mentiras y sus críticas despiadadas, clasistas, racistas.

Gamés no da crédito y cobranza: a este gobierno todo se le complica, hasta sembrar un árbol. Serán las arañas neoliberales, pero el árbol ha fenecido. Un minuto de silencio por el ahuehuete.

Latencia

El señor Cavazos, gerente de Viveros Regionales, empresa  que donó el palo seco, sostiene que el ahuehuete está vivo, “el árbol vive en estado de latencia” y vaticina que en febrero o marzo del 2023 recuperará su verde follaje y se alzará hacia una modesta eternidad de 600 años, cuando no quede nada de la cuatroté ni de esta columna de su gacetillero  y seguro servidor. Cavazos pide que no olvidemos que  al árbol lo atropelló un coche de conductor ciego y eso le descuajaringó la raíz. Diría el clásico: cada cosa un problema.

Idea: ¿y si le piden al Fisgón un dibujo de un árbol grande, lo ponen en un bastidor y lo siembran en la rotonda? También es verdad que hay árboles que nomás no jalan con la transformación, árboles hipócritas.

Bajo tres palos

Huérfanos de gol

Una verdad amarga: la selección mexicana de futbol no mete un gol ni con arietes, marros y azadones. Los mexicanos jugaron bien, cierto, defendieron su plaza y atacaron en orden, pero cuando oyen la palabra gol sufren ataques de pánico.  El Tata Martino no puede poner dinamita en los zapatos de sus jugadores, imposible, la verdad, simplemente, no hay gol.

En Qatar sucedió lo inaudito, Argentina perdía contra Arabia Saudita. En Buenos Aires los aficionados se arrancaban los pelos e insultaban a sus héroes. México no había pisado el pasto y ya tenía serios problemas. Los argentinos se jugarán todo frente a México. Gil sufre.

En el minuto 7, el Chuky robó un balón y entró a campo traviesa en territorio polaco, mandó un centro de arsénico que Alexis Vega, quien jugó un partidazo, no pudo rematar. Esa jugada se repitió en diversas ediciones. Los polacos traen pegamento en el cuerpo, estorban y no permiten el juego abierto, pero México diseñóuna fórmula contra las raíces cuadradas polacas.El asedio al arco enemigo no cesaba, pero el gol era una utopía. Gamés no sabe si falta imaginación o sobran azares  de los Dioses inexorables de las canchas.

Usted puede tener al más grande centro delantero del mundo, pero si no le da un pase, tenga la seguridad de que ese as del área no meterá un gol. Así le pasó a Henry Martín y después a Raúl Jiménez que ha demostrado la desorientación de un miope sin anteojos e hizo un par de jugadas que un ciego habría resuelto mejor.

El equipo mexicano tuvo que recurrir a la hazaña y a la oración para mantener el marcador en ceros. En una jugada apretada en el área chica, Moreno jaló a Lewandowski de la camiseta. Ese Big Brother que llaman Var dictaminó penal. En el minuto 57, Ochoa le detuvo a Lewandowski un disparo que no era precisamente un bombón.

Martino encontró un equipo que defiende bien con dos laterales, Gallardo y Sánchez, que atacan bien, y dos buenos centrales, Montes y Moreno; sin ser muy talentosos, sus medios arman, cubren y saben del regate, ellos son Herrera, Álvarez y Chávez; Chuky Lozano y Alexis Vega, grandes jugadores, pero denle una bola a Martín, no sean mezquinos.

Vienen los argentinos, rápidos y furiosos.

Todo es muy raro, caracho,  como diría el proverbio persa: “La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos dulces”. 

gil.games@milenio.com


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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