Gil se enteró leyendo a Leo Zuckermann en su periódico Excélsior. Si la Asamblea Constituyente aprueba el proyecto de Constitución de la Ciudad de México, todos seremos felices. El artículo 10, cuenta Zuckermann, dice que “toda persona tendrá derecho a una sexualidad plena en condiciones seguras”. Dice el articulista de marras (gran palabra) que “al fin el Estado se ha decidido a meterse en nuestras habitaciones para asegurarnos un coito pleno”. Pues entre que son persas y son manzanas (sí, dice persas), Gamés se adhiere a la plenitud sexual, nomás faltaba.
Pregunta importante: para llegar a ese momento de plenitud ofrecen pareja, ¿o uno se la tiene que agenciar? Porque no es lo mismo Chana que Juana, ni Pedro que Jacinto. Y la pregunta de Zuckermann le ha parecido a Gil cercana a un gran momento histórico: “¿Podremos quejarnos a Locatel por una felación desagradable?”. Ahora mal sin bien: Gamés se sintió presionadón, ellas también podrán quejarse a Locatel: “este señor es la negación de la negación”. Tres días de cárcel por incapaz. Cuidado, Leo, en estos tiempos ya nadie sabe nada. Gil jura que se esforzará, ¡Vive la Republique! O como se dice en Iztapalapa: a darle que es mole de olla.
Iguales
Gamés se entera en el mismo texto de su periódico Excélsior que en el artículo 14 de esa propuesta, las autoridades se obligan a “adoptar las medidas necesarias para erradicar las desigualdades estructurales y la pobreza, revertir la inequitativa distribución de la riqueza y del ingreso entre personas, familias, grupos sociales y ámbitos territoriales”.
Gil caminó con las manos entrelazadas en la espalda por los largos pasillos que conducen al amplísimo estudio y musitó: caracho, claro que se puede expresar un anhelo, pero para eso no es necesaria una Constitución, basta y sobra con un artículo o un ensayo, o una poesía revolucionaria.
Gilga tuvo miedo de enterarse que el artículo 15 de la propuesta constituyente fuera La Internacional completa: Artículo 15: “Arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan, alcémonos todos al grito, viva La Internacional”.
Leamos ahora el artículo 16: “Removamos todas las trabas, que oprimen al proletario, cambiemos al mundo de base, hundiendo al imperio burgués”. Y falta el artículo 17: “Agrupémonos todos en la lucha final, y se alzan los pueblos con valor, por La Internacional”.
Qué Constitución más avanzada, la verdad, ¿sí o no? Gil sigue pensando en artículos, por ejemplo el 36, no se lo pierdan, está de lujo: “Declaramos la desaparición próxima e inevitable de la propiedad burguesa. Pero en Rusia, al lado del capitalismo, que se desarrolla febrilmente, y de la propiedad territorial burguesa en vías de formación, más de la mitad del suelo es propiedad común de los campesinos”.
¿Les gustó este probable artículo constitucional? A Gilga le encanta; además, es un párrafo del histórico Manifiesto Comunista. Qué, ¿no se pueden meter párrafos de grandes obras en las constituciones. Por ejemplo, artículo 125: todo ciudadano está obligado a reconocer que ser o no ser: ese es el dilema.
No jalen porque cobijan diría el clásico del clóset de cristal, Carlos Monsiváis. Legislar de más conduce a obtener un documento inútil, inservible, impracticable. Gil que no entiende una papa de los laberintos legislativos, pero así lo cree a pie juntillas
Tristeza
Gamés no se va a retirar de esta página del directorio sin recordarle a la lectora y al lector que algo muy triste ha ocurrido. Angelina Jolie le ha pedido el divorcio a Brad Pitt. Un grito desgarrador rompió el silencio del amplísimo estudio: ¡noooo! ¡Por Dios! Una pareja consolidada de 12 años, un hombre y una mujer que cogían como los dioses y las diosas; no es cierto, no le hagan caso a Gilga, a veces se vuela. Decía entonces Gamés, que los rorros se separan, caracho, no gana uno para mortificaciones. A los hijos les quedará una miseria, unas migajas, un fideicomiso de 16 millones de dólares para cada uno. Pobres muchachos y muchachas.
Angelina ha dicho que, uno, Brad bebe; que, dos, Brad tiene problemas para controlar su ira; que, tres, Brad no es un buen padre. Oh, no, estamos ante tres defectos muy serios que han afectado a las parejas desde la Grecia clásica y la antigua Roma.
Gilga les dice esto: en Roma la infidelidad era un delito frecuente que una ley del emperador Augusto trató de reprimir sin éxito. Constantino reprime con mano de hierro y ordena que se dé muerte ejemplar a la adúltera derramándole plomo derretido en la garganta. Esa falta cometida por el hombre era menor. No se enojen así pasaba, Gilga no inventa. Total: que Brad y Angelina firmarán el divorcio. Y tan-tan.
Todo es muy raro, caracho, como diría Woody Allen: Solo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo.
Gil s’en va
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