Política

Arte de la mendacidad

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Desde las primera horas del domingo, muy temprano, antes de que abrieran las casillas, Gil sentenció: ya tenemos los resultados, ahora falta la elección. Perfecto. No hay plazo que no se cumpla, caviló Gil no sin un dejo de melancolía y un deja de irritación. El primero de junio ha llegado y se ha cumplido: la democracia mexicana ha muerto.

¿Murió de su muerte? No, murió porque Morena se ha adueñado del Poder Judicial y concentrará los tres poderes de la unión en una sola persona y un solo partido. Paso a paso y ante los ojos desorbitados de Gamés, la calidad de la melcocha de Morena ganó la elección presidencial, se adueñó mediante distintas trapacerías de la mayoría calificada, declaró la supremacía constitucional y aprobó el paquete de reformas que le dejó el ex presidente Liópez como guía definitiva para su nuevo gobierno. Entre ellas la más delirante, la reforma judicial consistente muy principalmente en la elección popular (es un decir) de jueces, así como se les conoce en las calles y las cantinas a los que imparten justicia.

Los maestros de la CNTE, por cierto, hacían y deshacían asambleas en la ciudad que desquiciaron durante varios días. Gamés ha leído en sus periódicos que quieren llevarse un costal de 800 millones de pesos y otro costal de plazas. En lugar de que sus líderes enfrenten acusaciones por todos los delitos que cometieron a su paso por las calles, regresan forrados de dinero y plazas que heredarán a otros como ellos o peores. Por lo pronto seguían en el Zócalo el día del sainete de la elección judicial.

Acordeones a granel

Tocan a la puerta y entregan los papeles impresos marcados. Usted vote así. Amigos que no malquieren a Gamés le mostraron un acordeón. Le hicieron una prueba: le pidieron que copiara números incomprensibles que corresponden a nombres de personas que no aparecían en las boletas y aunque estuvieran escritos un Rodríguez, una Jiménez, Gilga ignoraría quiénes son ellos. Se llevó ocho minutos en resolver el acertijo y los amigos quedaron asombrados de la inteligencia superior de Gamés. Pequeño problema, se equivocó en tres ocasiones. ¿Se pueden tachar las boletas? Se puede hacer todo con ellas, incluso hacer cucuruchos y echar azúcar dentro. Gil se reservará sus fuentes, pero le informaron que se imprimieron más de 50 millones de acordeones, sin contar los envíos por correo electrónico.

El Instituto Nacional Electoral aclaró que no es delito si algún ciudadano lleva este domingo algún acordeón o anotación a las casillas para votar y que sólo violará la ley y sería sujeto de sanción quien lo distribuya o solicite votar a favor de algún candidato a cambio de dádivas. ¿Estamos locos? O sea, se puede llevar a la casilla el acordeón donde se induce a votar por números que corresponden a candidatos, pero sólo se sancionaría si fuese a cambio de dádivas.

La lógica ilógica

Los consejeros electorales afirmaron que también serán denunciados ante la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales a quienes durante la jornada de este domingo y afuera de las casillas llamen a no votar.

“Lo ilegal es que alguien se pare en la puerta de una casilla a repartirlos o que los use para coaccionar o inducir el voto. Eso sí se sanciona”, dijo la presidenta del INE, Guadalupe Taddei. Por su parte, el consejero Uuc-kib Espadas argumentó que cada quien tiene derecho a recordar cómo ha decidido votar o orientarse como quiera. “Si alguien se presenta —con algunos de los acordeones que se han distribuido— y decide usarlo en la casilla no vamos a hacer un cateo a nadie, no le vamos a buscar a nadie sus pertenencias, incluyendo el acordeón (…) Lo que no se puede hacer es distribuirlo, es decir, si alguien se planta en la puerta de la casilla con acordeones y los empieza a distribuir, ahí sí que estamos en un escenario de violaciones.

“Pero cada elector en lo individual puede utilizar el mecanismo de memoria que le plazca, uno elaborado personalmente, uno que encontró en internet, uno que le recomendó un amigo”. Qué mendacidad laberíntica: si alguien los distribuye en la jornada electoral, esto se trata de un proceso de inducción al voto que sí implica pues que se configure algún delito por el hecho de tratar de coaccionar al voto y más si va acompañado pues de alguna gratificación, alguna dádiva. Es que de veras qué cantidad de complicidades.

A Gil se le ponen los pelos de punta y punto: qué cantidad de embustes, dislates, fraudes, abusos para justificar una elección que no es elección y adueñarse del Poder Judicial.

Todo es muy raro, caracho, como diría Boileau: “Un necio encuentra siempre otro necio aún mayor que le admira”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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