Llevar un diario de emociones es una práctica muy útil para niños y adolescentes, y consiste en escribir día a día nuestras vivencias afectivas y preocupaciones.
Puede ser usada de una manera catártica para vaciar nuestro diálogo interno y liberarnos de tensiones cuando se nos complica el hablar con alguien por distintas razones.
O bien, como un registro para monitorear los propios avances en el control de emociones y mejorar las reacciones impulsivas.
Esta herramienta nos permite hacer una comparativa entre el pasado y los viejos arranques viscerales, que nos hicieron cometer muchos errores y sus consecuencias en nuestra vida, y entre los cambios que podemos efectuar en el presente para ser mejores pilotos de nuestra vida emocional.
El diario de emociones es también un confesionario silencioso y discreto que nos permite desahogar la culpa o la vergüenza, sobre cosas que difícilmente le contaríamos a alguien.
Pero no todo se trata de descargar emociones; también podemos utilizar la escritura terapéutica para planificar nuestros proyectos, establecernos metas a corto y mediano plazos para que las ideas tomen forma y sea más fácil generar un compromiso con nosotros mismos.
Un gran problema con nuestros planes y sueños es que frecuentemente no pasan de eso: se quedan en el mundo de las ideas porque tenemos la mala costumbre de no ponerlos por escrito, solo los dejamos a nivel del “me gustaría”.
Nada tan motivante como hacer una comparativa a través de los meses y poder palomear los compromisos cumplidos.
Eso alimenta la confianza en nosotros mismos y le da poder a nuestra palabra.
Yo sugiero también usarla para hacer una lista de nuestros amigos, anotar a manera de agenda, visitas, llamadas e invitaciones para compartir con ellos nuestro tiempo.
Anotar al despertar, nuestros sueños más significativos, y después buscar ayuda para descifrarlos.
La escritura terapéutica puede tener fines reconstructivos de nuestra historia para poner en orden los recuerdos y vivencias más impactantes de la infancia e identificar los asuntos pendientes de trabajar emocionalmente.
Anota a quién tienes pendiente decirle “te amo” o “perdóname”. Escribir te libera…