El El gobierno federal cumplió nueve meses. Durante este tiempo pasamos de tener una arquitectura basada en instituciones al poder concentrado en la figura de un hombre. AMLO es, hombre-estado, jefe de gabinete, multisecretario, estratega de comunicación, ingeniero aeronáutico, especialista en refinería y promotor de béisbol.
La comunicación se volvió un ejercicio sistemático de desinformación. El presidente habla mucho y dice poco, y de lo que dice se pueden contabilizar 6 mentiras por día. Si comunicar es gobernar, nos gobierna la mentira, el insulto y evasión de la realidad.
En nueve meses nos vendieron el cuento de la austeridad. Si bien se acabaron privilegios, más que austeridad lo que sucede es más modesto y menos propagandístico, se trata de transferencia de recursos. El problema es que les quitaron recursos a programas medibles, auditables pero sobre todo, vitales para la población más desfavorecida y se están destinando a crear una estructura clientelar. El saldo de la austeridad es niños que mueren por falta de medicamentos, campesinos a los que no les llegan recursos y son tildados de corruptos, madres que no cuentan con estancias infantiles donde dejar a sus hijos.
En nueve meses nuestra política exterior pasó de ser autónoma, a ser dictada desde Washington. Hasta el propio presidente Trump se ufana del buen desempeño del gobierno mexicano para atrapar a los migrantes.
En nueve meses hemos visto el doble racero que tiene el gobierno para hablar de corrupción. Mientras el presidente se comprometió a que las compras del gobierno se realizarían con observadores de la Organización de las Naciones Unidas, hoy su gestión hace adjudicaciones directas en 7 de cada 10 compras, entre ellas 80 pipas fantasma.
Por otra parte, están demostrados casos de nepotismo. El exdelegado de Jalisco, Carlos Lomelí, salió impune ante el evidente conflicto de interés del que fue acusado. La ofensiva e inexplicable riqueza de 800 millones de pesos de Manuel Bartlett, no le provoca nada al apóstol tropical de la pureza y, como un último botón de muestra, el programa Jóvenes Construyendo Futuro, según Mexicanos Contra la Corrupción, presenta un alto porcentaje de irregularidades, equiparables a la Estafa Maestra.
En nueves meses hemos sido testigos de la degradación de la seguridad en todo el país. El presidente no solo evade la realidad, delira en su postura. Lo mismo les pide a los criminales “que se porten bien”, a las mamás les pude que “usen una chancla”; o afirmar que el ejército no puede defender a los ciudadanos de los criminales porque “el narco también es pueblo”. Junto a esa indolencia, crecen los feminicidios y todo tipo de delitos.
En nueve meses pasamos de la promesa de crecer a un 6 por ciento anual, a que el crecimiento no importa. En ese lapso se cayó la generación de empleo y la inversión extranjera directa. Hoy se habla de desarrollo, pero ¿cómo se puede redistribuir una riqueza que no se genera?
La ciencia y la cultura son prescindibles. Dos Bocas y el Tren Maya destruirán ecosistemas completos; Santa Lucía es otro capricho delirante, pero en fin, los aplaudidores y el pueblo están felices con el retroceso.
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