Sociedad

Objeción de conciencia

  • Siete puntos
  • Objeción de conciencia
  • Francisco Gómez

1. ¿Puede un médico negarse a practicar un aborto? ¿Y realizarlo? Un ciudadano, seguro de que sus impuestos son desviados para otros fines, y no para el beneficio de su comunidad: ¿es libre de negarse a pagarlo? A un joven, pacifista por convicción: ¿le es lícito abstenerse de participar en el ejército de su país, aunque sea exigida tal participación? En todos los casos la respuesta es sí, …

2. … si se acude a la objeción de conciencia. Ésta es un principio ético o moral –en el primer caso no depende de convicciones religiosas, en el segundo sí– que lleva a la persona a desobedecer una ley o mandato porque está en contra de su conciencia. El célebre redentorista Bernard Häring la definió como el núcleo más secreto y el santuario de fidelidad y libertad creadoras del ser humano.

3. La conciencia –siempre bien formada– de una persona debe ser el último y principal criterio a la hora de tomar una decisión. Nadie, ni un gobernante o legislación civil, ni un general de cinco estrellas, ni el Papa para los católicos, más aún, ni siquiera Dios para los creyentes, puede obligar a una persona a actuar en contra de su conciencia. Tenemos la obligación de formarla bien, …

4. … de aceptar las consecuencias que nuestras objeciones de ella puedan traernos, y de realizar algo que compense nuestra abstención. Para la formación de la conciencia es preciso tomar en cuenta todos los elementos que intervienen en la decisión. Uno de ellos es la adecuada información. Yo no puedo dejar de pagar impuestos si no estoy absolutamente seguro de que son mal utilizados.

5. En segundo lugar, si mi conciencia me exige desobedecer una ley, tengo que aceptar las implicaciones –jurídicas, económicas, laborales, religiosas– de tal desacato. Un médico que se niega a practicar un aborto tendrá que rendirle cuentas a Hipócrates; uno que lo realiza deberá lidiar con sus convicciones religiosas. Pero junto a la objeción de conciencia siempre está la necesidad de la compensación.

6. Un último ejemplo. Los ciudadanos tenemos el deber, cívico y religioso, de votar. Pero puede suceder que no me satisface la baraja de candidatos propuestos para una elección y, después de un análisis meticuloso de sus perfiles y plataformas políticas, y de todos los elementos que entran en juego, decido no votar, porque así lo exige mi conciencia. Muy bien. ¿Qué haremos a cambio de esa omisión?

7. Cierre ciclónico. Pues no. No son de Marte, como ironizó el comisionado del Instituto Nacional de Migración, hablando de la repatriación de unos 300 migrantes. Éstos no vienen de otro planeta. Son originarios, sobre todo, de Guatemala y Honduras. Huyen de la violencia, de la falta de trabajo. Buscan reencontrarse con sus familiares y conseguir empleo. No son marcianos, son seres humanos.

papacomeister@gmail.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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