La semana pasada, en este espacio, nos referimos a la pobreza extrema y a las mediciones que hace el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Según la encuesta levantada por el CONEVAL, cuyos resultados se dieron a conocer el año pasado, en México existen 55 millones de personas en pobreza extrema, de acuerdo a los parámetros y a la normativa que utiliza.
Si en México la pobreza extrema se midiera con los esquemas internacionales, las cifras bajarían algo así como 80 por ciento, así de sencillo; más o menos serían 12.5 millones de mexicanos en esas condiciones.
Entonces, hay tantos pobres o son menos. Sucede que el CONEVAL utiliza un diagnóstico más complejo e incluyente, que la forma de medir la pobreza por la Organización de las Naciones Unidas; por eso la presente administración federal le dio por llamar pobreza multidimensional.
Ahora bien, la diferencia en las cifras se debe a que los organismos internacionales consideran en pobreza a las personas que viven con menos de un dólar 25 centavos al día; es decir, a los que no tienen ni la capacidad de adquirir las calorías necesarias para su movilidad cotidiana.
A diferencia de ellos, el CONEVAL la mide, como ya señalamos, en una forma multidimensional, en la que no solo se toma en cuenta el ingreso, sino también el acceso a seis derechos mínimos, que son ejercer a plenitud la alimentación, educación, salud, seguridad social, vivienda y servicios en la vivienda.
Cuando una familia en México carece de uno solo de estos siete derechos mínimos, el CONEVAL considera que vive en pobreza extrema. Es decir, si tiene ingresos suficientes, pero los padres no saben leer y escribir o los hijos no van a la escuela, se considera que viven en pobreza extrema.
Si una familia reúne seis derechos fundamentales pero, pongamos por caso, no tienen acceso a la seguridad social, a través del Seguro Popular u otro esquema similar, entonces se considera que viven en pobreza extrema.
En los últimos meses se han multiplicado las reuniones del titular de la Secretaría de Desarrollo Federal (SEDESOL), José Antonio Meade Kuribreña, con el gobernador Eruviel Ávila Villegas y todo su equipo de colaboradores.
En dichas reuniones se analizan los avances de los programas sociales tanto federales como estatales y aun las estrategias municipales que son convergentes. ¿Cuál es el objetivo?, que se atiendan las recomendaciones del CONEVAL para que en la próxima encuesta que levante los resultados sean diferentes. Y eso se logrará porque existe coordinación y ganas de trabajar por quienes menos tienen.
Desde ahora, que nadie se llame a sorpresa cuando las cifras sean otras, muy diferentes. Cuando los números cambien drásticamente, porque ahora con las mismas estrategias diseñadas por el presidente Enrique Peña Nieto, se atienden las necesidades de la gente que más lo requiere, pero de manera coordinada, sin afanes protagónicos y con un alto sentido de responsabilidad.