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El mundo a domicilio

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  • Fernando Santillanes

Hasta hace unos años, pedir a domicilio era una práctica que en México usaban millones de personas para tener más que otra cosa comida.

Pizzas, pollos, tacos y muchos platillos más llegaban gracias a repartidores de cada establecimiento que eran contratados para ampliar el negocio. Luego llegó Sin Delantal, UberEats, Didi Food y otros, que así como con el transporte “público” cambiaron para siempre la entrega a domicilio.

Después llegó la pandemia, la peor de la historia moderna, la más global que ha existido, y entonces el comercio electrónico subió como espuma.

Hoy hay personas que en su vida habían pedido algo en línea lo hacen día a día, desde el supermercado, la comida, ropa, plantas y hasta muebles.

Yo soy un nuevo consumidor del “a domicilio” de todo.

En los últimos meses he amueblado la casa, comido, pedido lo indispensable y hasta casi he comprado un auto por internet.

Pero por la comodidad del “a casa” me he dado cuenta que puede ser un síntoma también de la depresión ante el confinamiento.

Mis hijos y mi esposa viven hoy con clases a domicilio, trabajo a domicilio y hasta papás y suegra a domicilio.

En los momentos más difíciles del encierro, pedir algo te reconforta, te hace sentir que no estás tan aislado de todo y de todos.

Statista, el portal de estadísticas alemán más importante del mundo, estima que en 2020, “más de un 39% de la población mexicana adquirió bienes o servicios en línea. Solo tres años antes, en 2017, el porcentaje de compradores digitales sobre la población en México era inferior al 30%. Se prevé que la tasa de penetración del comercio electrónico alcance 55% en 2024”.

Esos resultados son debido a la pandemia, que aunque tiene enormes consecuencias negativas, también ha evolucionado a pasos agigantados la forma en la que las personas compramos cosas.

Si a las 10 de la mañana, a las tres de la tarde o las cinco de la mañana, puedes comprar comida, muebles, cuatro juguetes, videojuegos, electrónicos o todo lo que se te ocurra o antoje y tu tarjeta de crédito permita.

¿Alguno de ustedes se ha sentido en esta pandemia deprimido y ha comprado algo en la madrugada? Pareciera que el nuevo porno, son las compras en línea, y sin duda habrá decenas de estudios psicológicos acerca de las consecuencias de la pandemia y las compras en línea.

Hoy les puedo decir que Amazon es mi nuevo sitio favorito, que las facturas que más pido son ahí o en MercadoLibre, y que cuando necesito algo aunque se acabe la pandemia, difícilmente pensaré en salir de casa para comprarlo.

La pandemia nos cambió, y convirtió al mundo en un planeta a domicilio.


fernando.santillanes@milenio.com

Twitter:@santillanes


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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